Recuerdo cuando le contaba a mi hijo las bellas historia de la Biblia. Cada noche le leía una historia, una de ella era la historia de Jonás, le gustaba por su realidad.
Notamos que la historia aparente es la ballena y las estrellas. Pero la verdadera historia de esta historia es Dios y su gran amor. Pocos saben la verdadera historia de Jonás, su debilidad y su sinceridad lle llevo a conocer mejor a Dios.
La historia se desarrolla por la orden de Dios a Jonás, y este juzgaba mal a su prójimo, como lo hacemos nosotros ahora. Nínive era un pueblo pecador y existía la sodomía. Dios quería darle una oportunidad para que conociese que había un Dios en Israel.
onas estaba molesto porque era un pueblo pagano.
¡Que fácil es juzgar a los demás, y uno no ve su propia
pecaminosidad! Jonas se marcho a Tarsis; porque conocía a Dios y
sabía que era misericordioso y clemente, lento en ira y grande en
misericordia, y que te arrepientes del mal que has amenazado traer
(Jonas 4:1-3). El pueblo de Israel estaba pasando por un periodo de angustia nacional. El pueblo se había desviado, y el mundo conocido entro en el pueblo de Dios. El Espíritu Santo no podía hacer mucho, pero todavía había personas fieles a Dios como Jonas.
¡Jonas conocía a Dios! Sabía que Dios era lento en enojarse y pronto a perdonar. Dios perdono a una ciudad pagana y corrompida. ¿Por qué levantó tanta presión cuando vio que Dios había perdonado aquella ciudad pagana arrepentida?
El orgullo de Jonas se ve en el relato Bíblico. En el fondo era un separatista que miraba con desprecio a los gentiles. Juzgaba a la ligera a las personas.
En el trasfondo de esta historia nos vemos reflejados nosotros los cristianos, cuando juzgamos a los demás. Cristo murió por un drogadicto, por una liviana, o un transexual, y por el más vil pecador.
Pero el hombre
critica a tales persona por las cuales Cristo murió. Juzgamos a la
ligera, y el juicio sólo es de Dios. La gracia de Dios trae salvación a todos (Tito 2:1), la verdad no estaba limitada a solamente los judíos, sino también a los paganos “de manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida” (Heb. 11:18).
La misión nuestra es llevar las nuevas del evangelio al mundo. Igual que el Espíritu de Dios toco el corazón de Jonás, así tocara a los que estén dispuestos a servir a Dios a proclamar el gran mensaje de salvación. Dios llama a hombres y mujeres humildes para hacer está gran tarea. ¡Quien responderá al llamado de Dios!
MARANATA.
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