Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
El cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan. 3:16.
A lo largo de la historia han
sido mucho los intentos y escritos para describir el insondable amor
de Dio hacia el ser humano.
Creo que la palabra “amor” es muy
inadecuada para expresar la profundidad del solícito interés que
expresa la palabra griega (agápe), y (agapáo), “amar”.
El amor
es el atributo resultante del Creador respecto a las criaturas
humanas. Es la fuerza predominante en el gobierno de Dios, “Dios es
amor”. (1º Juan 4:8).
Cuando una persona se somete a la influencia
de la perfecta vida de Jesús llegara finalmente a comprender y
reflejar la perfección de esa vida más plenamente que ellos
(discípulos).
Juan estaba más preparado que los otros discípulos
para expresar el amor divino y para explicarlo a su prójimo.
En muchas ocasiones e escuchado frases como: “Dios no existe”, “Dios no me ama”, “Dios es un Dios cruel” y un largo Etc.
En muchas ocasiones e escuchado frases como: “Dios no existe”, “Dios no me ama”, “Dios es un Dios cruel” y un largo Etc.
Las
personas que dicen esto de un Dios misericordioso no saben lo que
dicen. Han desechado a Dios de sus vidas, y todo lo que le ocurren al
su alrededor es porque no se han sometido a la voluntad de Dios.
No
leen de la fuente que es el agua viva, desechan la Biblia, y por lo
tanto no comprende al Dios de amor.
No comprende la dádiva que el
Padre dio por la humanidad cuando entrego a Jesús para salvar al
hombre, mediante el cual se hace posible que seamos “llamados hijos
de Dios” (1º Juan 3:1).
El amor de Dios abarca a toda humanidad,
pero beneficia directamente sólo a los que responde a ese amor. No
importa cual sea su religión, o su dogma de fe, siempre que dentro
de su corazón amen a Dios y haga su voluntad, son hijos de Dios.
El
amor requiere reciprocidad para ser plenamente efectivo. Pero es
significativo que el amor de Dios abarque tanto a los que lo rechazan
como a los que le aceptan.
Por lo tanto, ninguno de los perdidos
puede acusar a Dios de que no lo ama. En el día del juicio, todas
las almas estarán de acuerdo con la justicia de Dios. (Apc.
20:12-15;22:11).
Esta es la advertencia de Dios para este mundo. El fin del tiempo de gracia vendrá repentinamente e inesperadamente, cuando menos lo esperemos.
El amor de Dios hoy nos llama a un
verdadero arrepentimiento, antes que el tiempo de gracia se termine
para la humanidad. Dios nos hace el llamado:
“Buscad a Dios
mientras puede se hallado, llamadle en tanto que está cercano. . .”
(Isaías 55:6-7). El Señor nos envía el mensaje: Cada uno es libre
de aceptarlo, “Yo y mi casa, serviremos a mi Dios”.
MARANATA.
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