domingo, 28 de febrero de 2010

¿CON QUIÉN CAMINAS?

"¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" (Amós 3:3).

Incluso quienes se afanan por predominar sobre el enemigo desarrollan una predisposición de obrar mal. El mal prevalece sobre el bien porque ellos no confían por completo en Cristo. No habitan en él y no dependen de Dios, por lo cual revelan un carácter inconsistente. Pero nadie está obligado a trabar vínculos con este grupo. Las tentaciones de la vida se presentan por doquier y aquellos que se quejan porque los miembros de las iglesias son fríos, orgullosos, arrogantes y no reflejan adecuadamente el carácter cristiano, no debieran asociarse con quienes manifiestan estas flaquezas. Hay muchos que son afectuosos, abnegados, sacrificados y que estarían dispuestos a dar sus vidas por la salvación de las almas. Nadie debiera alzarse como acusador de los hermanos, antes bien déjese que la cizaña crezca junto con el trigo, pues así dijo el Señor que habría de ser. Pero, porque la cosecha no sea toda de trigo, no debiéramos ser cizaña.

Los que rechazan la vida y el carácter de Jesús, y se niegan a ser como él, se declaran en abierta controversia con Dios. "El que no es conmigo, contra mí es -dijo Jesús-; el que conmigo no recoge, desparrama". Los que aman a Dios no escogerán como amigos a los enemigos del Señor. "¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová?" Los verdaderos cristianos no eligen asociarse con los incrédulos.

Si el Señor les concede una posición especial en el mundo, al igual que José y Daniel, él los librará de contaminación. Debemos distinguir entre el bien y el mal. Necesitamos toda la ayuda e instrucción que procede de una fe verdadera. Debemos escuchar la enseñanza de las doctrinas de la Biblia, que están libres de las sofisterías y de las trampas del gran engañador. Debiéramos hacer todo lo posible por vivir en una atmósfera de pureza religiosa para poner madera sólida en la edificación de nuestros caracteres.

Por medio de la relación con quienes no tienen fe en Dios, las ideas erróneas se insinúan en forma imperceptible en las mentes y los corazones por uno que se especializa en el engaño. Y esto será la ruina de muchos. ¿Escogerás relacionarte con los incrédulos e infieles que violan abiertamente la ley de Dios? ¿Te separarás por tu propia elección de quienes aman a Dios? ¿Te alejarás lo más posible de la luz? Esta es la senda del engaño. Nunca estarás donde encuentres un exceso de luz, pero pobres los que escojan las tinieblas antes que la luz (Manuscrito 49, 1893).

E. G. White.

sábado, 27 de febrero de 2010

HAZLO AHORA

No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle. Prov. 3:28.

¿Por qué alguien le diría a su prójimo que vuelva mañana si tiene condiciones de ayudarlo hoy? La única razón es que no desea ayudarlo.

En este caso, por qué no decirle simplemente: ¡No! Tal vez en su respuesta este vecino está usando de delicadeza, esperando que el prójimo entienda que no le va a ayudar, y finalmente lo deje en paz. Para muchos, esa manera de proceder puede ser una manera sutil de librarse de un “problema”. Pero, para Dios, es falta de sabiduría. Más tarde o más temprano, la propia persona es victima de su “viveza”. Nada destruye el alma más que la sensación del deber no cumplido.

Hay dos asuntos en cuestión en el texto de hoy. El primero es: ayuda siempre que puedas. Tú serás el más beneficiado. Era un día caluroso en Samaria cuando un peregrine se acercó a una mujer y le pidió ayuda: “Dame de beber”, le dijo. La samaritana podía ayudar. Tenia un balde para sacar el agua del pozo y darle de beber a aquel cansado peregrine, pero dudo, vacilo, argumento y como dice el relato, casi perdió la gran oportunidad de vivir la más extraordinaria experiencia de su vida. Jesús no estaba simplemente pidiéndole agua porque la necesitara. El es el dueño de todas las fuentes de aguas. Jesús le pidió de beber porque quería ayudarle y reafirmar el principio de que cuando tú ayudas, tú eres la persona más beneficiada.

El otro punto en cuestión es el hecho de pensar que tú estás siendo amable cuando mientes en nombre de la “delicadeza”. Si el hombre de quien habla Salomón en el versículo de hoy dijera: “No”, el prójimo seguramente buscaría otros caminos para solucionar su problema, pero al escuchar la falsa promesa, la persona no solo es dejada sin ayuda, sino también perjudicada.

La sabiduría no es librarse de los problemas de manera “elegante”. Eso es “lavarse las manos”. Y eso genera un vació inconsciente que perturba el alma e incomoda la vida.

Este es un nuevo día para ti. Vas a salir por ahí, tratando de evitar los problemas, o vas a hacer todo lo que venga a tus manos para hacer? Nada es tan bueno como llegar a la noche con la conciencia del deber cumplido. Haz, con la ayuda de Dios, del día de hoy un día de realizaciones. “No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo que darle”.

Pr. Alejandro Bullón

viernes, 26 de febrero de 2010

UN HOGAR QUE DIOS PUEDA BENDECIR

Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio. (Gén. 18: 19).

Un hombre es a la vista de Dios lo que es en su familia. La vida de Abrahán, el amigo de Dios, estuvo señalada por el estricto cumplimiento de la palabra de Jehová. Cultivaba la religión del hogar. El temor de Dios llenaba su casa. El era el sacerdote de su hogar. Consideraba su familia como un depósito sagrado. Su casa constaba de más de mil miembros, y los dirigía a todos, padres e hijos, hacia el Soberano divino. No sufría opresión paterna por un lado ni desobediencia filial por el otro. Mediante la influencia combinada del amor y la justicia, gobernó su casa en el temor de Dios y el Señor dio testimonio de su lealtad (Carta 144, 1902).

El "mandará. . . a su casa". No habría descuido pecaminoso en poner freno a las malas propensiones de sus hijos, ni favoritismo indulgente, necio y débil o renuncia a la convicción del deber a causa de un afecto mal entendido. Abrahán no sólo daría la instrucción apropiada, sino que mantendrá la autoridad de las leyes justas y correctas.

Cuán pocos hay en nuestros días que siguen este ejemplo. De parte de demasiados padres hay un sentimentalismo ciego y egoísta, que se manifiesta dejando a los hijos con sus juicios deformados y pasiones indisciplinadas, bajo el dominio de su propia voluntad. Esta es la peor crueldad que se le puede hacer a la juventud y un gran mal para el mundo. La indulgencia de los padres causa desorden en las familias y en la sociedad. Reafirma en la juventud el deseo de seguir las inclinaciones, en vez de someterse a los requerimientos divinos (Manuscrito 22, 1904).

Padres e hijos por igual pertenecen a Dios y deben someterse a su gobierno. Abrahán gobernó su casa mediante el afecto y la autoridad combinadas. La palabra de Dios nos ha dado reglas para que nos sirvan de guía. Estas reglas forman la norma de la que no debemos desviarnos para seguir su camino. La voluntad del Señor debe ser suprema. La pregunta que debemos hacer no es: ¿Qué han hecho otros? ¿Qué pensarán mis familiares? o, ¿Qué dirán si sigo este camino? sino, ¿Qué ha dicho Dios? Ni padres ni hijos pueden verdaderamente prosperar en camino alguno que no sea el camino del Señor (Testimonies, tomo 5, pág. 548).

E.G. White

jueves, 25 de febrero de 2010

LA TORMENTA PASADA

Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de como el insensato te injuria cada día. Sal. 74:22.

El salmo de hoy nos enseña como orar cuando la aflicción toca a la puerta del corazón y da la impresión de que Dios está siendo ciego ante los acontecimientos. Hay gente que no toma a Dios en cuenta. Se burla de la fe de los que buscan al Señor. A veces, es un profesor universitario ridiculizándote en el aula, o el jefe incrédulo riéndose de tus principios, o el patrón sin escrúpulos queriendo que tú concuerdes con algo que va contra tu conciencia.

Este es otro de los salmos escritos por Asaf. Por el contexto, entendemos que Asaf vivió en un momento de la historia de Israel en que el ejército enemigo había destruido el Santuario. ¿Cual es el mensaje de este salmo para ti hoy, ante los enemigos que persiguen tu cuerpo, pero tratan de llegar también al santuario de tu ser, que es tu conciencia?

El blanco final de los ataques del enemigo, no eres tú. El verdadero sufrimiento que los hijos de Dios experimentan, no es físico. El enemigo de Dios quiere distorsionar el carácter de Dios, hacer que tú creas que Dios no se interesa por tus problemas, que es injusto al permitir que sucedan tragedias en tu vida.

La mayoría de los seres humanos no se da cuenta de este propósito maligno del enemigo, pero el salmo de hoy demuestra que Asaf lo entendió muy bien. Por eso, clama: “Levántate, oh Dios, aboga tu causa”.

Cada vez que el dolor llega a tu vida, está en juicio la soberanía de Dios. Su amor, su misericordia y su carácter justo, son juzgados. Esta es la explicación existencial para el sufrimiento de los inocentes.

Todos los días hay millones de seres angelicales observando la reacción del ser humano ante el dolor. ¿Que harás? ¿Maldecirás a Dios, como desea el enemigo, o te esconderás en los brazos de Jesús hasta que la tormenta pase?

El momento doloroso que tú estás viviendo ahora tiene explicación a la luz del conflicto universal entre Cristo y Satanás, pero la promesa divina es segura. Dios no se olvidó de ti y mas pronto de lo que te imaginas, el enemigo tendrá que tragar todo el dolor y la tristeza que te causó.

Con esta certeza, enfrenta las dificultades y clama como Asaf: “Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de como el insensato te injuria cada día”.

Pr. Alejandro Bullón

miércoles, 24 de febrero de 2010

LO MÁS GRANDE NO ES NECESARIAMENTE LO MEJOR

"Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal" (1 Rey. 19:18).
"Y allí [el Monte Horeb] se metió [Elias] en la cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elias? "Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

"Él le dijo: Sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí que Jehová pasaba, y un grande y poderoso viento rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego hubo un sonido apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elias, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva".

Su petulancia fue acallada. El Señor quería que él comprendiera que los elementos ruidosos y bulliciosos no siempre son los que producen los mejores resultados. El silbo apacible puede suavizar y realizar grandes cosas.

El Señor convenció a Elias de que quien mal hace no siempre bien acaba. Él le dijo que fuera a la tierra de Horeb y nombrara a tres personas que pudieran cumplir el propósito del Señor de castigar al Israel idólatra. Trabajando de maneras diferentes, estos tres habrían de vindicar el conflicto entre Dios e Israel.

Entonces, Uno que conoce cada corazón, corrigió la impresión que abrigaba Elías de ser el único que adoraba a Dios. "Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron".

El Señor deseaba enseñarle a su siervo que no es por el montaje de un gran espectáculo, ni por la representación más poderosa, que se tiene más éxito en realizar la obra. Ni tampoco ha de ser en virtud de una presentación magnífica que se haga por medio de la pluma o de la voz que se alcance el mayor éxito (Carta 62, 1900).

E. G. White

martes, 23 de febrero de 2010

LOS PELIGROS DEL CRÉDITO

Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; más el que aborrece las fianzas vivirá seguro. Prov. 11:15.

En este versículo la palabra “extraño” se puede traducir también por “otro”, alguien que tú no conoces o conoces poco. No es prudente ser fiador de un desconocido, aunque muchas veces, tú solo conoces verdaderamente a una persona cuando le das dinero o poder.

Hay algo fascinante, misterioso y deslumbrante con el dinero. Ciega, confunde y corrompe a mucha gente. Las amistades se deshacen, las familias se destruyen y las relaciones se rompen porque alguien fue garante de una persona que decía ser amigo de confianza.

El texto de hoy no tiene que ver simplemente con el acto de ser el garante de otro. El tema de fondo es el mal uso del crédito. No hay base bíblica para afirmar que el uso del crédito sea malo, pero hay abundantes consejos sobre el uso sabio del dinero. Cuando tú pides dinero prestado, te colocas en una situación de dependencia que no es sana.

La cultura de nuestros días es una cultura consumista. La propaganda tiene como propósito vender lo que tú nunca pensaste en comprar. Hay algo perverso en la publicidad, algo que crea en ti necesidades que no existen. La persona se siente infeliz y miserable por no poder comprar lo que ve en la televisión o en el diario, y termina gastando el dinero que no tiene.

La tarjeta de crédito o el cheque se transforman con suma facilidad en un pasaporte de autodestrucción. Las deudas van formando una bola de nieve que aumenta y aumenta de dimensión a medida que el tiempo pasa.

El consejo de hoy es: No pienses que la mejor ayuda que tú puedes ofrecerle a una persona que se está ahogando en el mar de las deudas, es prestarle dinero o salir como garante a su favor.

Lo mejor en esas circunstancias es parar y repensar el sistema de vida y las prioridades. Ver en qué estás gastando tu dinero. Después, confiar en Dios, clamar, ser fiel a él en la administración de los recursos financieros y creer que Dios puede colocar en orden tu escala de valores y tus prioridades, para salir de la situación en la cual te encuentras, porque: “Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; mas el que aborrece las fianzas vivirá seguro”.

Pr. Alejandro Bullón

lunes, 22 de febrero de 2010

CUANDO SEAS TENTADO, FIJA TUS OJOS EN CRISTO

"Y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres" (1 Rey. 19: 4).

Jesús fue afligido en todas nuestras aflicciones. El Capitán de nuestra salvación fue hecho perfecto por medio del sufrimiento. En esta vida seremos probados para ver si somos capaces o no de soportar la prueba de Dios. Cuando vengan las tentaciones de Satanás, seremos probados. ¿Seremos derrotados por el poder seductor de Satanás o venceremos como lo hizo Jesús? ¿Habremos atesorado en nuestra mente los tesoros de las verdades del cielo, que nos capacitarán para enfrentar al adversario de las almas con un "Escrito está", como hizo Jesús y no con un discurso personal? Satanás sabe mejor que muchos profesos cristianos lo que está escrito, porque es un estudiante diligente de la Biblia, pero él obra para pervertir la verdad y llevar a los hombres por el sendero de la desobediencia. Los induce a descuidar la investigación de la Palabra de Dios...

Es un gran error indicarle a Dios lo que se debe hacer. Elias no sabía lo que estaba haciendo cuando le dijo al Señor que ya había vivido lo suficiente y deseaba morir. El Señor no tomó en cuenta su palabra, pues aún tenía algo que hacer antes de ser enaltecido y traspuesto al cielo. ¿Hemos olvidado que Jesús, la majestad del cielo, sufrió siendo tentado? Jesús no permitió que el enemigo lo arrastrara al fango de la incredulidad, ni lo forzara a entrar en el cieno del desaliento y la desesperación...

Dios odia el pecado. La obra de Satanás consiste en atraer hacia las obras de maldad. Satanás ha desplegado gran destreza y poder de seducción con el fin de fascinar la mente para que escoja el pecado antes que la justicia. La influencia que ejerce una persona sobre otra ha llegado a ser muy peligrosa. Satanás guía, controla la mente y presiona la influencia de una mente sobre otra para ponerla a su servicio. Pero el Señor Jesús por medio de su Espíritu Santo, cambia el orden de las cosas; toma los pecados y la culpa de la raza humana sobre sí, atrae a las personas, las santifica y transforma al agente humano en su instrumento y compromete sus facultades para que realice una labor completamente opuesta a la que Satanás sugiere...

"Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros". Cuán preciosa es para el alma tentada esta promesa. Si quienes padecen prueba y tentación mantienen sus ojos en Jesús y se acercan a Dios, hablando de su bondad y de su perdón, Jesús se acercará a ellos y aquellas penas que creían casi insufribles se disiparán...

Nos esperan tiempos tormentosos, pero no debemos preocuparnos. La ansiedad revela incredulidad, pero Cristo nos dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Carta 43, 1892).

E. G. White

domingo, 21 de febrero de 2010

EL ÁNGEL DEL SEÑOR

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Sal. 34:7.

Era una noche oscura. Más oscura todavía en la cueva de Adulam donde David estaba escondido temblando de miedo, perseguido por Saúl. El salmista huía al sur, y llegó a la tierra de los filisteos, donde fue capturado. Llevado ante Aquis, rey de Gat, fingió estar loco. “Se fingió loco entre ellos dice el relato, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba.*

Aquis tuvo compasión y lo mando soltar. David entonces anduvo errante por el desierto hasta llegar a la cueva de Adulam, donde se escondió durante varios meses y donde escribió el Salmo 34. En el presente el camino para librarse del miedo que invade la vida cuando llegan dificultades aparentemente insolubles.

El salmista trata hoy de hacerte ver a ti, con los ojos de la fe, lo que tus ojos físicos no pueden ver. Dicen él: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. Tú nunca estás solo cuando la tormenta llega.

Debían de ser las cuatro de la mañana cuando llegamos al rió aquella madrugada fría del mes de septiembre. Estábamos viajando rumbo a Cruzero, el punto más alto del altiplano peruano. Cruzero es una ciudad bucólica, enclavada en las montañas a cuatro mil metros sobre el nivel del mar.

Uno de nuestros equipos había partido para allá la noche anterior para preparar los detalles de nuestra llegada, pero al llegar al rió, aquella mañana encontramos la camioneta del equipo atascada, siendo casi arrastrada por la correntada. Dos mujeres empujaban el vehículo, descalzas, con los pies dentro del agua fría, con temperatura bajo cero. Todos los esfuerzos parecían inútiles, cuando de repente vimos aparecer un jeep. El chofer sacó una cuerda de acero, ató la camioneta, la arrastro al otro lado, guardó luego el cable y desapareció misteriosamente. ¿Quien llamó a aquel hombre en los prados solitarios del altiplano? ¿De dónde vino para ayudarnos?

Vi lágrimas en los ojos de mis compañeros. Vi la emoción escrita en sus rostros. Nadie decía nada, pero todos sabíamos que era el cumplimiento de la promesa divina: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.
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1 Sam. 21:13

Pr. Alejandro Bullón

sábado, 20 de febrero de 2010

LA PALABRAS SON IMPRTANTES

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Sal. 19: 14.

Todos necesitamos estudiar la vida de Cristo y las lecciones que nos dio, para saber conducirnos en nuestras relaciones mutuas. Alberguemos la suave influencia del Espíritu de Dios. Recordemos que el habla es un talento de gran valor cuando se lo usa correctamente, y que de la abundancia del corazón habla la boca. Recordemos también que por nuestras palabras seremos justificados, y por nuestras palabras seremos condenados. Las palabras imprudentes a menudo crean dificultades que de otra manera no se hubieran producido.

Hemos sido puestos en este mundo para ser hijos de Dios y a fin de prepararnos para la futura vida inmortal. No pronunciemos palabras imprudentes y poco amables. En nuestra relación familiar, tengamos cuidado de decir palabras amables y tiernas que consuelen y animen. No nos olvidemos de los pequeños actos de bondad que tanto ayudan al miembro de la familia que está luchando con debilidades que sólo él puede comprender.

No vale la pena insistir en que las cosas se hagan como uno quiere, y en no ceder en asuntos de menor importancia, que suscitan amargura y resentimiento en el hogar. La vida es demasiado corta, y está demasiado llena de pesares. Sin pérdida de tiempo deberíamos atender toda herida y a todo corazón sometido a la tentación.

Cada cual sea considerado y amable con el otro. Jamás permita que el sol se ponga sobre su enojo. Jamás cierre los ojos para dormir sin arreglar esas pequeñas e insignificantes dificultades que hieren y dañan el alma. . .

Cada vez que se sienta tentado a hablar imprudentemente, arrodíllese donde está, y ore hasta encontrar descanso en Jesús. Estoy segura de que no lo dejará ni lo olvidará. Tal vez usted se desprecie por las palabras apasionadas que acaba de pronunciar, pero recuerde que Jesús tiene piedad de usted, y que le va a cuidar su cuerpo y su alma, si está dispuesto a hacer su voluntad. Estas son sus palabras: "Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo" (Isa. 27: 5).

Jesús quiere crear una armonía celestial en su alma. Lea sus palabras, no con desánimo, sino con confianza y esperanza. Escuche las benditas palabras que Dios le dirige. Caminar con Cristo significa que, aunque invisible, Cristo camina con usted (Carta 104, del 4 de agosto de 1901, dirigida a E. K. Beaman).

E. G. White

viernes, 19 de febrero de 2010

¡REFLEXIO!


La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón. Prov. 19.3

La vida es un camino. Esta metáfora la encontramos en muchos clásicos de la literatura, y no solamente en la Biblia. En La odisea, Homero presenta a Ulises caminando durante diez años, desde Troya hasta su lugar en Itaca. Bunyan, en su célebre obra El peregrino, relata la jornada del cristiano desde la ciudad llamada Destrucción hasta la ciudad Celestial.

Si tú haces un análisis serio de la Biblia, llegarás a la conclusión de que en ella se presenta un único camino en dirección a la felicidad eterna. Las personas en nuestros días piensan diferente. Creen que no hay un solo camino, sino que “hay muchos caminos” para llegar a Dios, y que lo importante es ser sincero en aquello que se cree. Pensar de manera diferente hoy es poéticamente incorrecto.

Cuando Jesús estuvo en esta tierra, dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”*

Si Jesús viviese en nuestros días, sería considerado políticamente incorrecto. Pero su enseñanza está ahí, mostrando que la felicidad en este mundo depende de escoger el camino correcto.

En el libro de Proverbios se repite la palabra “camino” aproximadamente cien veces. La sabiduría, según Salomón, no consiste solo en el algo que tú haces, sino en el camino por el cual tú transitas. Rechazar el camino de Dios, es rechazar al mismo Dios.

Junto a la metáfora del camino, tú encuentras también el énfasis en la libertad humana. Es frecuente el tema del contraste entre la vida de aquellos que aceptan andar en el camino y los que lo rechazan. La verdadera religión no es una religión de prohibiciones, sino de elecciones. Tú eliges, tú decides. Tú también cosechas el fruto de la decisión que tomaste. “Quien planta vientos, recoge tempestades”, dice un viejo refrán popular.

El texto de hoy es un llamado ala reflexión. ¿Para dónde estas yendo? ¿A dónde te llevará el camino que transitas? Si tú crees que ese es el camino correcto, ¿quién determino que ese es el camino correcto?
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* Mat. 7:13,14

Pr. Alejandro Bullón

miércoles, 17 de febrero de 2010

DEBER O DESEO

Sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis. (Prov. 1: 25).

Durante la noche el ángel de Dios vino a Balaam con el mensaje: "No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo; porque es bendito". . .

Por segunda vez Balaam fue probado. En su respuesta a las peticiones de los embajadores hizo alarde de tener mucha conciencia y probidad, y les aseguró que ninguna cantidad de oro y de plata podía persuadirle a obrar contra la voluntad de Dios. Pero anhelaba acceder al ruego del rey; y aunque ya se le había comunicado la voluntad de Dios en forma definitiva, rogó a los mensajeros que se quedaran, para que pudiese consultar otra vez a Dios, como si el Infinito fuera un hombre sujeto a la persuasión.

Durante la noche se le apareció el Señor a Balaam y le dijo: "Si vinieren a llamarte hombres, levántate y ve con ellos; empero harás lo que yo te dijere". Hasta ese punto le permitiría el Señor a Balaam que hiciera su propia voluntad, ya que se empeñaba en ello. No procuraba hacer la voluntad de Dios, sino que decidía su conducta y luego se esforzaba por obtener la sanción del Señor.

Son millares hoy los que siguen una conducta parecida. No tendrían dificultad en comprender su deber, si éste armonizara con sus inclinaciones. Lo hallan claramente expuesto en la Biblia, o lisa y llanamente indicado por las circunstancias y la razón. Pero porque estas evidencias contrarían sus deseos e inclinaciones, con frecuencia las hacen a un lado y pretenden acudir a Dios para saber cuál es su deber. Aparentan tener una conciencia escrupulosa y en fervientes y largas oraciones piden ser iluminados. Pero Dios no tolera que los hombres se burlen de él. A menudo permite a tales personas que sigan sus propios deseos y que sufran las consecuencias. . .

Cuando uno ve claramente su deber, no procura ir presuntuosamente a Dios para rogarle que le dispense de cumplirlo. Más bien debe ir con espíritu humilde y sumiso, pedir fortaleza divina y sabiduría para hacer lo que le exige (Patriarcas y Profetas, págs. 468-470).

E. G. White

martes, 16 de febrero de 2010

¿POR QUE SUFRIR?

No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti. Sal. 32:9.

El pecado es paradójico. Destruye y enseña. Abre las heridas que son capaces de matar y, sin embargo, deja marcas que quedan como instrumentos de instrucción. David sabía muy bien cómo el pecado puede destruir y enseñar.

En el Salmo 51, que es una oración de arrepentimiento, el salmista le promete a Dios: “enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti”.* David está dispuesto a enseñar las lecciones que aprendió con su trágica y dolorosa experiencia.

En el salmo de hoy, David cumple su promesa. Este es un salmo de instrucción. El primero de doce salmos de este tipo.

La preocupación del salmista en este salmo es que tú y yo aprendamos la mayor lección que alguien puede aprender: que el pecado destruye lo que toca, y que por tanto, es sabio huir de el.

David sabía de lo que estaba hablando. Había pasado noches enteras sin dormir, atormentado por el peso de la culpa y días de angustia y desesperanza, castigado por la propia conciencia. “Mientras calle, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravo sobre mi tu mano” afirma en los versículos 3 y 4.

Había aprendido la lección a golpes, con dolor y lagrimas. Y después de haber pasado por esa experiencia trágica, aconseja: “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento”.

¿Qué diferencia hay entre el animal y el ser humano? La libertad. El hombre puede escoger y decidir. El animal es apenas un esclavo de sus propios instintos. Pero, hasta los animales rechazan a veces las cosas que los perjudican. Mientras que el ser humano, siendo libre, insiste en andar por sendas que lo llevarán a la destrucción.

Caballo y mulo. Dos figuras interesantes. El caballo tiene la tendencia natural de correr hacia lo lejos. El mulo se empaca. Figuras de la naturaleza que David usa para instruir.

Hoy es un día de decisiones para ti. Decisiones para vida o para muerte. Tu eres libre para sufrir, para pecar, para llorar, o para vivir feliz al lado de las personas que amas.

Camina con Dios por los senderos escabrosos de esta vida. Sal con la lección que el salmista enseña. Yo quiero tomar el consejo para mi hoy: “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque sino, no se acercan a ti”.
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* Sal 51:13

lunes, 15 de febrero de 2010

LA ESPERANZA DE LA SEGUNDA VENIDA

El que da testimonio de esras cosas: Ciertamente vengo en breve. Amen; sí ven, Señor Jesús. Apoc.22:20.

La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el monte de las Olivas, de que volvería iluminó el porvenir de sus discípulos a llenar sus corazones de una alegría y un esperanza que las penas no podían apagar no las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, "la manifestación gloriosa de nuestra gran Dios y Salvador Jesucristo" en la "eaperanza bienaventurada",

Cuando los cristianos de Telónica agobiados por el dolor enterraban a sus amados que habían esperado vivir hasta ser testigos de la venida del Señor, Pablo, su maestro, les recordaba la resurreción, que había de verificarse cuando viniese el Señor. Entonces los que hubiesen muerto en Cristo resucitarían, y juntamente con los vivos serían arrebatados para recibir a Cristo en el aire. "Y así -dijo- estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras" (1ª Tes. 4:16-18).

Desde la cárcel, la hogura y el patibulo, donde los santos y los màrtires dieron testimonio de la verdad, llega hasta nosotros a través de los siglos la expresión de su fe y esperanza. Estando "seguros de la resurreción personal de Cristo, y, por consiguiente, de la suya propia, a la venida de Aquel -como dice uno de estos cristianos-, ellos despreciaban la muerte y la superaban" (Daniel T. Taylor, The Reign of Christ on Eath or Voice of the Church ín all Ages, pág. 33).

Estaban dispuestos a bajar a la tumba, a fin de que pudiesen "resucitar libertados". Esperaban al "Señor que debía venir del cielo entre las nubes con la gloria de su Padre", "trayendo para los justos el reino eterno" Los valdenses acariciaban la misma fe. Wiclef aguardaba la aparición del Redentor como la esperanza de la iglesia (Id.pág.54, 129-134).

En la isla peñascosa de Patmos, el discípulo amado oyó la promesa: "Ciertamente vengo en breve". Y su anhelante respuesta expresa la oración que la iglesia exhaltó durante toda su peregrinación: ¡"Ven, Señor Jesús"! (Apoc. 22:20).



Elena G. de White.

domingo, 14 de febrero de 2010

CUANDO JESÚS NACIO

El Rey ya Viene:
Cuando Jesús nació en Belen...vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,diciendo,¿Donde está el rey de los Judíos, que ha nacido? (Mat.2:1,2).

El rey de gloria descendió muchísimo para asumir la humanidad; y los ángeles que habían sido testigos de su esplendor en las cortes celestiales, cuando era adorado por todas las huestes del cielo, se desilusionaron al descubrir que su divino Comandate ocupaba un puesto que implicaba tan profunda humillación.

Los judíos se habían separado tanto de Dios por causa de sus malas obras, que los ángeles no les podían transmitir las nuevas del advenimiento del niño Redentor. Dios eligió a los sabios de Oriente para que cumplieran su voluntad...La aparición desusada de una estrella grande y brillamte, que nunca había visto antes, y que aparecía como una señal en los cielos, atrajo su atención.

No tuvieron el privilejio de escuchar la proclamación de los ángeles a los pastores. Pero el Espíritu de Dios los impulsó a buscar al Visitantecelestial que había venido a este mundo caído. Los sabios enderezaron su rumbo en la direción en que la estrella parecía conducirlos. Al acercase a la ciudad de Jerusalén, la estrella se envolvio en tinieblas, y no los guió más. Llegaron a la conclusión de que los judíos no podían ignorar el gran acontecimientos de la llegada del Mesías; de modo que comenzaron a inquirir al respecto en las proximidades de Jerusalén.

Los sabios se soprendieron al verificar que no había un interés especial con respecto al tema de la venida del Mesías...Cuando abandonaron Jerusalén, ya no abrigaban tanta confianza y esperanza cuando llegaron. Se marqvillaban de que los judíos no tuvieran interés ni manifestaran gozo frente a la perspectiva del gran acontecimientos de la venida de Cristo.

Las iglesias de nuestro tiempo están buscando la grandeza mundana y están tan poco dispuestas a ver la luz de la profecías y a recibir la evidencias de su cumplimiento, que muestran que Cristo muy pronto vendrá, como los judíos con respecto a su primer advenimiento. Esperaban el reino temporal y triufante del Mesías en Jerusalén. Los profetas cristianos de nuestra época es peran la prosperidad temporal de la iglesia, manifiestada en la conversión del mundo, y el gozo del milenio temporal




Elena G. de White

sábado, 13 de febrero de 2010

LOS HÉROES DE DIOS

Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. (1 Rey. 18: 21).

En medio de la apostasía general, Elías no trató de ocultar el hecho de que servía al Dios del cielo. Los profetas de Baal eran cuatrocientos cincuenta, sus sacerdotes cuatrocientos, y sus adoradores se contaban por miles; a pesar de ello Elías no aparentó estar del lado popular. Abiertamente, permaneció solo. . .

Con claros acentos como de trompeta, Elías se dirigió a la multitud: "Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?" . . . Donde se encuentran los Elías de hoy? (Testimonies, tomo 5, págs. 526, 527).

Dios quería que su honor fuese exaltado como supremo ante los hombres, y que sus consejos fuesen confirmados a la vista del pueblo. El testimonio del profeta Elías sobre el monte Carmelo constituye un ejemplo de alguien que se puso completamente de parte de Dios y de su obra en la tierra. . . "Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel", ora, "y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová", ruega, "respóndeme".
Su celo por la gloria de Dios y su profundo amor por la casa de Israel presentan lecciones para la instrucción de todos los que permanecen hoy como representantes de la obra de Dios en la tierra (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1034).

Nada se gana con la cobardía o el temor de que se sepa que somos un pueblo que guarda los mandamientos de Dios. El ocultar nuestra luz, como si nos avergonzáramos de nuestra fe, redundará solo en desastre. Dios nos dejará en nuestra propia debilidad. No permita el Señor que rehusemos hacer brillar nuestra luz en cualquier lugar al cual nos llame. Si nos aventuramos a avanzar por nosotros mismos, siguiendo nuestras propias ideas, nuestros propios planes, dejando a Jesús detrás, no podemos esperar obtener fortaleza, valor o fuerza espiritual. Dios ha tenido héroes morales, y los tiene ahora: los que no se avergüenzan de ser su pueblo peculiar. Sus planes y su voluntad están subordinados a la ley de Dios. El amor de Jesús los ha conducido a encararse con sus propias vidas. Su trabajo ha consistido en tomar la luz de la Palabra de Dios y dejarla brillar con rayos claros y firmes sobre el mundo (Testimonies, tomo 5, págs. 527, 528).

E. G. White

viernes, 12 de febrero de 2010

¿QUIEN ESCAPA?



El testigo falso no quedara sin castigo, y el que habla mentira no escapara. Prov. 19:5.

Dos pensamientos se destacan en el texto de hoy. El primero es: toda acción humana tiene una reacción. El falso testigo recibe el castigo. El Segundo es: el mentiroso no va muy lejos. Más tarde o más temprano, es descubierto y expuesto a la vergüenza.

Ambas actitudes, la del testigo falso y la de la mentira, tienen raíces egoístas. El testigo falso vende su conciencia por dinero o algún otro tipo de ventaja. Una señora que fue atropellada por un auto, declaró en el lecho de muerte que el testimonio que había dado hacía años en un tribunal, testimonio que había destruido la vida de una persona, había sido comprador y quería ahora pedir perdón a la víctima. El gerente de una gran empresa llegó a la cima de la misma usando mentiras. Entre ellas estaba el hecho de que nunca había acabado el curso de administración de empresas. Su titulo era falso.

En el caso de la mujer, el resultado de vender su conciencia tuvo como consecuencia la desesperación y la angustia hasta su muerte. En el Segundo caso, el resultado final fue la vergüenza a la que fue expuesto cuando se descubrió la mentira.

Si los motives de ambos eran egoístas, si ambos buscaban beneficios, ¿por qué tuvieron un final triste?

El versículo de hoy responde esa pregunta. Todo tiene un precio. Todo acto tiene una consecuencia. En el momento puede parecer una ventaja, pero el tiempo es un juez implacable. La pintura superficial se cayó y de repente tú te encuentras con la realidad grotesca.

La verdad es dolorosa. Pero no huyas de ella. Huir de la verdad es huir de la realidad y caer en un pozo sin fondo. En esa caída vertiginosa tú pierdes la noción de las cosas. Confusión, angustia, tormento diario. Tú quedas incapacitado para ver y disfrutar de las pequeñas satisfacciones que la vida te presenta. El dolor de ser o no ser asfixia. Tu personalidad queda distorsionada y tu identidad se desfigura. ¿Quien eres tú? ¿Aquel que las personas creen que eres o aquel que tú verdaderamente sabes que eres? ¿Como puedes tener paz? ¿Como puedes ser feliz si solo hay confusión dentro de ti?

En Jesús los Dolores acaban. Ante el nadie necesita aparentar. Él es la verdad y la vida. Teniendo a Jesús en tu Corazón, tus pies caminaran en la verdad y tus labios no proferirán mentiras. Piensa en eso, porque “el testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentira no escapará”.

Pr. Alejandro Bullón

jueves, 11 de febrero de 2010

DIOS CUIDARÁ DE TI

No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. Sal. 71:9.

Rechazo y desamparo. Palabras terribles. Sentimientos que estremecen las entrañas de cualquier mortal. Dos realidades de un mundo de pecado. Todo lo que comienza llega al fin. El tiempo es irreversible. Implacable. Las agujas del reloj del tiempo no paran. Cuando un día te miras en el espejo descubres que la belleza de la juventud se fue y la fuerza de la mocedad huyó.

La mayoría de los países latinos se preocupan poco por las personas de edad. Ser viejo en algunos lugares es sinónimo de agresión. Los ancianos acaban siendo rechazados y desamparados. En el versículo de hoy, el salmista no esta preocupado por el rechazo y el desamparo humano. No por el desamparo de los hombres. Después de todo, dice muchas veces en los salmos que no temería lo que el hombre le pudiera hacer. Su preocupación es con Dios. Eso es lo que realmente cuenta.

La vida con Cristo es bella y gratificante en todas sus etapas. Ser niño tiene sus ventajas y desventajas. El niño puede dormir y saltar todo el día sin preocuparse, pero no puede ir a donde quiere. La juventud llega trayendo sus cosas buenas y malas. El joven toma sus propias decisiones, tiene fuerza, energía, puede escalar el pico más alto o bucear en las aguas cristalinas del mar en busca de corales, pero no tiene la experiencia que solo la vida da, y muchas veces paga un precio muy alto por eso.

Un día llega la vejez. Jubilado, tú ves que tus responsabilidades están cumplidas y que tus hijos son grandes y prósperos, pero sientes el peso de los años, la visión se apaga, la audición disminuye, y las fuerzas menguan.

Esta es una realidad de la cual nadie escapa. Tú necesitas sabiduría para administrar la vejez y disfrutar de las cosas buenas que la vida te reserva. Lo que importa es lo que David pide en el versículo 12 del salmo de hoy: “Oh Dios, no te alejes de mi”.

Una vida sin Dios es una vida vacía, hueca y sin sentido. Una vejez sin él es como una tarde gris. Anuncia la llegada de las tinieblas, la soledad y el desamparo. Vale la pena vivir cada minuto de la existencia en comunión con el Dios que da vida.

Hoy, no importa cuál sea la etapa de la vida en la que tu estas, di en tu corazón: “No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares”.

Pr. Alejandro Bullón

miércoles, 10 de febrero de 2010

LA UNIVERSIDAD DE DIOS

Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. (1 Cor. 3: 19). (foto: La Universidad de Dios).

En sus esfuerzos por prepararse para ser colaboradores de Dios, frecuentemente los hombres se colocan en situaciones que los inhabilitan para ser moldeados y plasmados como el Señor quisiera. De esta forma, como sucedió con Moisés, no se les encuentra la semejanza divina. Al someterse a la disciplina de Dios, Moisés se convirtió en un vaso santificado a través del cual pudo trabajar el Señor. No vaciló en cambiar su camino por el camino del Señor, aunque llevara por senderos extraños, aún no trillados. . .

No fueron las enseñanzas de las escuelas de Egipto las que capacitaron a Moisés para triunfar sobre sus enemigos, sino una fe permanente, una fe firme, una fe que no fallaba frente a las más angustiosas circunstancias. . . Moisés actuaba como viendo al invisible.

Dios no busca hombres de educación perfecta. . . El Señor quiere hombres que aprecien el privilegio de ser obreros suyos, que lo honren con una obediencia absoluta a sus requerimientos sin tener en cuenta teorías previamente inculcadas.

Muchos que buscan eficiencia para la elevada obra de Dios perfeccionando su educación en las escuelas de los hombres, encontrarán que han fallado en aprender las lecciones más importantes que el Señor quiere enseñarles. Al descuidar someterse a los llamados del Espíritu Santo, al no vivir en obediencia a todos los requerimientos de Dios, su eficiencia espiritual se ha debilitado... Al ausentarse de la escuela de Cristo, han olvidado el sonido de la voz del Maestro, y él no puede dirigir su rumbo. Los hombres pueden adquirir todo el conocimiento que un maestro humano imparta; pero Dios requiere de ellos una sabiduría aún mayor. Como Moisés, deben aprender mansedumbre, humildad de corazón, y desconfianza de sí mismos.

Nuestro propio Salvador, soportando la prueba por la humanidad, reconoció que por sí solo no podía hacer nada. Debemos también aprender que no hay fuerza en la humanidad sola.

El hombre llega a ser eficiente solamente cuando es hecho participante de la naturaleza divina (Fundamentals of Christian Education, págs. 345-347).

E. G. White (Universidad del hombre)

martes, 9 de febrero de 2010

SER REAL Y NO SER DESLEAL

No intentes mal contra tu prójimo que habita confiado junto a ti. Prov. 3:29.

De todos los defectos de carácter, la deslealtad es seguramente uno de los peores. El hombre desleal actúa callado, en silencio, aparenta y finge que es amigo.

El otro día recibí una carta de cierta persona que estaba indignada. Su mejor amigo, a quien había ayudado a ingresar en la empresa, lo traicionó cobardemente y le robo el cargo. “Podía esperar eso de cualquier otro, menos de quien consideraba ser mi mejor amigo”, decía la carta.

Conversé telefónicamente con una señora que invitó a su mejor amiga a vivir con ella por un tiempo, debido a los momentos difíciles que la amiga pasaba y cuando abrió los ojos, la amiga estaba teniendo un caso con su esposo. “¿Cómo puede haber gente tan fingidora, mentirosa e hipócrita?”, decía ella.

En el texto de hoy, Salomón se dirige a ese tipo de personas. Gente que por envidia, inseguridad, ambición o complejo, no sabe ser leal.

La traición perjudica más al traidor que al traicionado. Cualquier dolor que viene de afuera pasa. Puede necesitar un poco de tiempo, pero pasa. La herida cierra y después quedan solamente las cicatrices. Pero las heridas interiores son fatales. Destruyen la vida lentamente.

Un día me caí en la bañera, me golpeé la cabeza y perdí el sentido. Cuando desperté, revisé mi cuerpo y aparentemente estaba bien. No sangraba, no había hematomas, nada que llamara la atención. Pero media hora mas tarde, me volví a desvanecer. Me llegaron al hospital y después de algunos exámenes me internaron. Cuando el peligro pasó, el médico me dijo: “Si hubiera tardado un poco mas en llegar al hospital, estaría muerto”. Por fuera no tenia nada, por dentro estaba sangrando.

La traidora Sandra, puede ser que no lo sepa, pero Sandra por dentro no es feliz ni disfruta de la vida. Su deslealtad lo lastima más de lo que lastimo al amigo, y lo que consigue con su traición, solo destruye la paz de su corazón.

En Jesús hay plenitud. En Jesús tú adquieres fuerza para luchar legítimamente por tus sueños sin recurrir a actitudes cobardes como la traición. En Jesús la vida cobra dimensiones altruistas.

Haz de este día un día de amistad leal con aquellos que te admiran y confían en ti. “No intentes mal contra tu prójima que habita confiado en ti”.

Pr. Alejandro Bullón

lunes, 8 de febrero de 2010

NO PERMITAMOS QUE NADA NOS DESVÍE

Pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta. Fil. 3: 13, 14.

No permitamos que nada nos desvíe de la senda de la abnegación. De los que en la antigüedad se dedicaban a las justas deportivas leemos: "Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible" (1 Cor. 9: 25). Al emprender la gran lucha, pensemos en lo que perderemos si fracasamos. Perderemos la vida eterna adquirida para nosotros mediante la sangre del Hijo de Dios. ¿Abandonaremos, pues, la tarea de la eterna vigilancia? Si hacemos todo lo posible para resistir el mal y superar los obstáculos, lograremos la victoria. El vigor será la recompensa del esfuerzo hecho para alcanzar el premio de nuestra elevada vocación en Cristo.

Se nos presentarán atracciones mundanales para desviar nuestra atención del Señor Jesús; pero al poner a un lado todo el peso del pecado que nos asedia, seguiremos avanzando para mostrar al mundo, a los ángeles y a los hombres que la esperanza de ver el rostro de Dios justifica todos los esfuerzos y sacrificios. . .

"Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Fil. 3: 13, 14).

"Una cosa hago". Pablo no permitía que nada lo apartara del gran propósito de su vida. . . En medio de las numerosas actividades de la vida nunca perdió de vista su gran propósito: Proseguir rumbo a la meta, al premio de su supremo llamamiento. . .

Permitamos que los grandes propósitos que indujeron a Pablo a proseguir rumbo a la meta frente a los problemas y dificultades, los induzcan a ustedes también a consagrarse plenamente al servicio de Dios. Todo lo que les llegue a la mano para hacer, háganlo según sus fuerzas. Alegren la tarea con himnos de alabanza. Si quieren tener un registro limpio en los libros del cielo, nunca se quejen ni protesten. Sea ésta la oración cotidiana de cada uno de ustedes: "Señor: Ayúdame a hacer todo lo mejor posible. Enséñame a hacer mejor mi tarea. Dame energía y alegría. Ayúdame a introducir en mi servicio el ministerio amante del Salvador" (Carta 1, del 31 de diciembre de 1903, dirigida a "Mis queridos hermanos y hermanas").

domingo, 7 de febrero de 2010

ELLOS TODAVÍA VENDRAN

Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo. Génesis 15:16.

Después de asegurarle que su descendencia sería como la arena del mar, Dios le prometió a Abraham la tierra de Canaán. Una de las cláusulas de la promesa decía: "Volverán acá en la cuarta generación". Seguramente el patriarca preguntó: "¿Por qué en la cuarta generación? ¿Por qué no ahora?" Y la respuesta de Dios fue: "Porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo".

¿Cuál era la "maldad del amorreo"? En el capítulo 18 de Levítico puedes encontrar la descripción de la conducta de ese pueblo que vivía en la tierra de Canaán: una promiscuidad sin precedentes. Depravaciones propias de una generación sin Dios. Parecía que todos ellos -cananeos, amorreos, jebuseos, heteos- no tenían otra cosa que hacer sino inventar nuevas maneras de procurarse placer, porque las cosas naturales no les bastaban. Puedes ver ese cuadro en Levítico. Padres con hijos, hombres con hombres, mujeres con mujeres, seres humanos con animales; en fin, aberraciones y más aberraciones. Pasaron dos siglos; Abraham había muerto. Los hijos fueron a Dios y le preguntaron: -Señor, ¿cuándo nos darás la tierra? Y la respuesta fue: -Aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo.

Ese pueblo continuó hundiéndose en la miseria. Pasaron cuatro siglos y Dios dijo: "Aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo ¿Eres capaz de imaginar la paciencia de Dios? Hoy día, muchas veces vamos a él y clamamos: -Señor, ¿cuándo vendrás y pondrás fin a todo? Estamos cansados de vivir en este mundo, queremos la tierra prometida. ¿Falta mucho todavía? Y la respuesta divina es:

-Todavía no ha llegado a su colmo la medida de iniquidad de los hombres.

-Pero Señor -podemos argumentar-, mira las playas de Copacabana, mira los quioscos de revistas, mira el centro de San Pablo por la noche... ¿no es eso suficiente?

-No, hijo mío -dice el Señor-. Yo amo a esas personas tanto como a ti, y morí también por ellas.

-Pero, Señor, ellas no quieren saber nada de ti.

-Ya lo sé, hijo mío, pero continuaré amándolas y esperándolas; tal vez un día vendrán a mí.

Finalmente, después de 430 años, Dios entregó la tierra. Finalmente, también Jesús vendrá a la Tierra. ¿Hiciste algo para que la gente lo sepa?

Pr. Alejandro Bullón.

sábado, 6 de febrero de 2010

LA VERDADERA LIBERTAD

Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. S. Juan 8:36.

El ser humano fue creado libre. Para vivir y morir libre. Por eso se revela contra todo lo que lo lleva a la opresión o a la esclavitud. Está dispuesto a gritar, a exigir, a reclamar y, si es preciso, a morir por defender su libertad.

Puedes ver a los hombres siendo descuartizados como Túpac Amaru, en el Perú, o ahorcados como Tiradentes, en Vila Rica, Minas Gerais, Brasil. Puedes verlos luchando en el circo romano como Espartaco, o siendo quemados vivos como Juana de Arco, en Francia. En nuestros días, puedes encontrarlos en la Plaza de La Paz Celestial, con piedras, palos y explosivos caseros en las manos, o en las puertas de las embajadas o en las largas marchas de protesta con pancartas, banderas y otros símbolos de protesta. Todo por la libertad.

El otro día estaba viendo un grupo así. Muchos de ellos con cigarrillos en las manos. Había uno en especial que gritaba hasta quedar rojo. Fumaba un cigarro tras otro. Después me dijo que fumaba dos atados por día, y que cuando estaba nervioso llegaba a tres. Me dijo que sabía que el cigarrillo perjudicaba su salud, pero que no conseguía dejar de fumar.

Mientras tanto estaba allí, gritando por la libertad. ¡Que nadie se atreviese a atentar contra ese derecho suyo! Estaba dispuesto a enfrentar a cualquiera que quisiera suspender la marcha de protesta, a morir como un héroe en defensa de la libertad. Pero aceptaba pasivamente ser esclavo de un cigarrillo. Somos así, contradictorios.

A veces, ni somos capaces de entender los propios sentimientos.

Un joven con 14 años de edad, prácticamente comenzando la vida, encara al padre y le grita: "¡Quiero ser libre! Tengo derecho a tomar mis propias decisiones. ¡Soy tu hijo y no tu esclavo!" Minutos después se entrega a las juergas del sábado por la noche, incapaz de defender su propia libertad. Sumiso, esclavo de sus instintos y pasiones, se transforma en una víctima pasiva del mundo consumista o de la subyugante manera de pensar de su generación.

En el versículo de hoy Juan habla de LIBERTAD. Libertad con mayúscula. Libertad plena, no apenas de los opresores externos, sino también de nuestros temores internos, de nuestras pasiones misteriosas, de nuestros sentimientos alienados.

Sólo quien conoce a Jesús puede experimentar la verdadera libertad. Lejos de él, nuestra libertad se torna mezquina, fugaz, pasajera y, con frecuencia, pasa a ser libertinaje. Separados de él vivimos presos en una montaña de complejos. Pero cuando Jesús entra en la vida de una persona, todo cambia. Tú puedes, aparentemente, estar amarrado, impedido de ir y venir, pero ser libre.

Pr. Alejandro Bullón.

viernes, 5 de febrero de 2010

¡ESFUÉRZATE! PERO...

Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino Y todo te saldrá bien. Josué 1:8

Para muchos, el versículo de esta mañana podría sugerir la idea de que la prosperidad y el éxito en la vida del cristiano es simplemente el resultado del fiel cumplimiento de todos los mandamientos. Pero en el versículo 5, antes de dar a Josué la orden del versículo 8, Dios le dice: "Como estuve con Moisés, estaré contigo".

Moisés era un hombre de una extraordinaria comunión con Dios. En el capítulo 11 de Hebreos es presentado en la galería de los vencedores. En cierta ocasión quedó a solas con Dios cuarenta días y cuarenta noches. Sólo tenemos registro de algo semejante en la vida de Jesús. Sin duda, la vida victoriosa de Moisés fue el resultado de su vida de comunión diaria con la fuente del poder.

Pero Moisés había muerto, por lo que la responsabilidad de liderar al pueblo de Dios, en la conquista de la tierra prometida, recaía sobre los hombros de Josué. "Nadie podrá hacerte frente", le dice Dios para animarlo, "como estuve con Moisés, estaré contigo". En otras palabras: "Viviremos juntos y juntos seremos invencibles. Esfuérzate, y tu esfuerzo, santificado por mi presencia en tu vida, será capaz de cumplir todo lo que está escrito en el libro de la Ley. Y el resultado final será la prosperidad y el éxito".

Es muy fácil olvidar el orden de las cosas establecido por Dios para una vida victoriosa: 1) Comunión con Cristo. 2) Él en nosotros santificando la voluntad. 3) Esfuerzo con la voluntad santificada por la presencia del Espíritu Santo. 4) Obediencia completa a los mandamientos, lo que trae consigo la prosperidad y el éxito.

Si invertimos el orden, ciertamente estaremos en problemas. El esfuerzo con la voluntad pecaminosa, propia del ser humano, nos llevará al fracaso. El esfuerzo humano es necesario, pero sólo es válido con la voluntad santificada, y la voluntad sólo es santificada por la presencia del Espíritu Santo en la vida; es decir, por la comunión ininterrumpida con Jesús.

Si por algún momento nos desligamos de Jesús, la voluntad deja de ser santificada, vuelve a ser una voluntad pecaminosa y no tiene la mínima posibilidad de victoria. En la mejor de las hipótesis, sólo puede aparentar, disfrazar, fingir que está cumpliendo todo, pero los actos son huecos por dentro. Por eso son como trapo de inmundicia delante de Dios.

¿Estás listo para salir a las actividades del día? Recuerda: Junta tu débil voluntad con la voluntad divina; deja que él viva en ti y sé victorioso en él.

Pr. Alejandro Bullón.