Unas de las cosas que aprendi de la Biblia, es ha no juzgar a los de más.
La vida de Gedeón como en la vida da cada cristiano, tiene altos y bajos.
Pero una de las cosas que Dios me ha en señado, es que ÉL es quien sabe quien le sirve de corazón.
Lejos esta de mi en contradecir a un ángel, todos tenemos que ser honestos, nadie es perfecto y Gedeón tampoco lo era.
Si Gedeón sintió su propia insuficiencia para hacer la obra que Dios le mando. Nosotros deberíamos de examinarnos con oración, rogando al Espíritu Santo que nos haga ver nuestra insuficiencia.
¿Que haríamos tú o yo si nos visitara un ángel y nos diera una orden para llevar el evangelio a un lugar peligroso? En verdad los ángeles han hablado con los hombres, y en muchas ocasiones les han salvado de peligros, y en otras les han acompañado en el camino.
Pero la gran pregunta es: ¿que abrías dicho tú o yo, en ese momento. Hay un comentario que se encuentra en ST 23-6-1881 que dice:
El Señor no siempre elige para su obra a hombres de los mayores talentos, sino que escoge a los que pueden usar mejor.
Individuos que podrían hacer un buen servicio para Dios, quizá sean dejados en la oscuridad por un tiempo, aparentemente inadvertidos por su Maestro y sin ser empleados por él; pero si realizan fielmente los deberes de ser humilde cargo, fomentando una disposición para trabajar y sacrificarse para Dios, a su debido tiempo él les confiará mayores responsabilidades.
Si dejamos trabajar al Espíritu Santo en nosotros, y somos sumisos a su voluntad veremos como Dios nos usa para avanzar su causa.
El verdadero protagonista de la Biblia es Dios, su pueblo estaba en una gran decadencia moral y espiritual, que a través de los siglos se ha repetido. Esto nos debería de ser como advertencia a nivel personal.
Como el pueblo de laodicea, debemos de hacer una renovación de nuestro interior. Gedeón la hizo en su momento, Dios que es paciente habilito a Gedeón para llevar acabo grandes actos de valor.
El héroe de toda la historia es un Padre compasivo que supo entender los temores de Gedeón, al igual que los nuestros.
A pesar que nuestra fe vacila, nuestro Padre no nos castiga, sino que tienen paciencia y nos ayuda a cumplir su propósito.
El Héroe de nuestra salvación es nuestro Padre, que con paciencia espera que nosotros cumplamos con nuestro deber para que la venida de Cristo sea presto. Dejemos que el Espíritu Santo obre en nosotros.
MARANATA.
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