miércoles, 4 de abril de 2018

¿SOMOS SALVOS POR TEMOR?


Y vino Noé, y sus hijos, mujer, y las mujeres de sus con él al arca, por las aguas del diluvio. Y sucedió que el séptimo día las aguas del diluvio fueron sobre la tierra. Gén. 7: 7, 10.
Noe fue llamado por Dios para que fuese su portador por más de un siglo. Su trabajo en el arca era un testimonio viviente de la lealtad a Dios. 
Las amonestaciones de dejar el mal y volviese a Dios durante 120 años fueron inútiles. Noe fue ridiculizado y difamado, pero esas palabras iban dirigidas a Dios. 

Preocupados por las cosas de la vida, escépticos, presionados por el populacho, no querían saber nada de la de Dios. 

Asombrados por el desfile de animales no pudo moverlos al arrepentimiento, su corazón estaba endurecido. Dios cumplió su palabra, cerro la puerta, y los hombres siguieron comiendo y bebiendo y casándose. 

Hasta que empezó la lluvia. Sacudidos por el miedo por la admonición de Noe, empezaron a llamar a la puerta el agua llegaba hasta las rodillas. 

Pero la puerta no se abrió la misericordia de Dios se cerro. De repente quisieron hacer lo que Noe les advirtió. 

No había en ellos un verdadero arrepentimiento, y Noe no podía abrir la puerta, y Dios no la abriría.

¿Había cambiado Dios de opinión?¿O estaba percibiendo el motivo de su corazón? 

Lo que motivaba era el miedo a morir y a la justicia de Dios. La misericordia de Dios duro 120 años, y las puesta de la gracia se había cerrado. 

Durante cuatro mil años Dios esta amonestando al mundo, el amor de Dios es inagotable, pero todo tiene un limite. 

Dios podía haber salvado a Acán mientras la piedras caían sobre él, y salvar a Coré y todos sus amigos mientras la tierra se abría ante sus pies. 

Cierto es que el temor es un gran motivador, pero no salva. El vivir separado de Dios es muy doloroso. 

El mundo del siglo XXI desprecia a Dios, y estamos como en los tiempos de Noé; bailando, casándose, se vuelven a casar, y se junta en pareja para no casarse. 

¡Bebamos comamos que mañana moriremos! En el último tiempo la gente se quedara impresionada por los acontecimientos que sucederán en la tierra. 

Pero no tendrán miedo. La humanidad esta empapada de violencia, de rumores de guerras, y idolatría por doquier. 

Dios no envió el diluvio para asustar a la gente, sino que extendió su mano para salvar a los hombres. 

Estamos a las puertas de grandes eventos, los cielos se conmoverán, la palabra de Dios será predicado por los medios que Dios a dispuesto, Radio, TV, Internet, y de boca en boca. 

La cuestión es: ¿Usted ara caso a los acontecimientos proféticos de Daniel y Apocalipsis? Dios llama a la puerta de nuestro corazón, el responder depende de nosotros. ¡Que aras tú!
MARANATA.
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