sábado, 14 de abril de 2018

EL BIEN NO MORA EN MI


Porque el querer el bien está en mi, pero no en hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Rom.7:18-19.

Es imposible que una persona por si mismo resista el poder del mal. Un poder superior debe posesionarse de una persona antes de que sea subyugada las malas pasiones. 

Cuando desde joven se apodera de ti un abito, y lo dejas cultivar, es para el ser humano apartarse de ese abito. Totalmente imposible. Pablo experimento la dolorosa frustración que embargaba a todos que procuraban lograr la justificación por sus propias obras. 

Esta en uno en buscar la fuente para poder romper nuestra propia justificación. Pero el mal abito sigue correando nuestra alma. Yo no hago el bien. 

Lutero comprendía a Pablo cuando dijo: “Tengo más miedo de mi propio corazón que del papa y de todos sus cardenales”. 

Es la lucha entre dos fuerzas antagónicas, Entre mi voluntad de hacer el bien, y la mi voluntad de hacer el mal que no quiero hacer. 

Es la batalla más encarnizada del ser humano, no hay otra igual. Wesley decía: 

“Wesley y sus compañeros fueron inducidos a reconocer que la religión verdadera tiene su asiento en el corazón y que la ley de Dios abarca los pensamientos lo mismo que las palabras y las obras.” 

 Convencidos de la necesidad de tener santidad en el corazón, así como de conducirse correctamente, decidieron seriamente iniciar una vida nueva (CS. p.296). 

Convencidos de una nueva renovación de mente y cuerpo, se esforzaron diligentemente mediante la meditación y la oración para vencer las malas pasiones. 

Todo los que procuren ganar la salvación sin una entrega completa a Jesucristo quedarán completamente frutados. 

Otro caso que hay en la Biblia es el de María. Ella había descubierto la experiencia que se relata en Romanos 8. 

 Ella estaba dominada por la unión de su espíritu con el de Jesús: “Abba Padre”. Había descubierto que la esencia de la vida espiritual se centra en la relación y no en el hacer (el afanase de la vida). 

Estaba libre del espíritu de la esclavitud y de temor, era libre para deleitarse en la vida y la paz en Cristo.  

Jesus aprobó la decisión de María porque sabía que era la decisión opuesta a la que hicieron Adán y Eva. 

Cuando nos unimos personalmente con Dios esto produce las mayores bendiciones para el cristiano. 

Lejos de transformarse en una mística pasiva, María llegó a ser un firme apoyo para la iglesia recién nacida. 

Eso es porque las motivaciones que florecieron en el corazón de María no le podían ser quitadas. Nada puede ser quitado si nos rendimos a los pies de la cruz. 

MARANATA.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://histotiaybiblia.blogspot.com
http://segunda venida apocaliptica
htt://Viajes a través del tiempo y del espacio
http://Alientos de vida eterna.blogspot.com 

No hay comentarios:

Publicar un comentario