miércoles, 11 de abril de 2018

FUEGO EN EL TEMPLO.


Y se le aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Hechos 2:3.
Recuerdo las pruebas que hacían los bomberos de la Base Aérea de la SAF en Zaragoza. Me situé a una distancia prudente y observe el tremendo calor que despedía el fuego sobre el avión de prueba para estos casos de entrenamiento. 

Las llamas salían por tes orificio, como lenguas abrasadoras. Esto me dio la visión de comprender nuestro texto. ¿Alguna vez hemos sentido como la espuma a apagado el fuego de la iglesia local a la que solemos ir? 

¿Nos parece como si el culto es meramente la misma rutina , y que luego sigue igual? No ha cambiado mucho de la semana anterior.Preguntamos: “que esta ocurriendo” deseamos que termine rápido para marcharnos. 

Miles en todo el mundo salen anualmente de sus iglesias para no volver jamas. En el día de Pentecostés en la ciudad de Jerusalén, el Espíritu Santo se manifestó con un fuego en el templo que brilló con ardiente intensidad, en contraste con el ceremonial aburrido y el ritual de los sacerdotes del templo, este ritual de los judíos se había transformado en una farsa la palabra “festival” en la religión judía. 

La lenguas no era llamas de fuego, sino que parecían fuego “como de viento recio”, La divinidad y el fuego muchas veces aparecen unidos en las Escrituras (cf.Exodo 3:2; Deut. 5:4; Salmos50:3; Malaquías 3:2). 

Es el resplandor del poder del Espíritu Santo este resplandor es purificador del fuego. Juan el Bautista predijo que Cristo bautizaría “en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11). No hay duda de que actualmente el Espíritu Santo desea hacer lo mismo con nuestras vidas, si nosotros lo dejamos actuar. 

Todos se reunieron en el aposento alto, se humillaron y se pidieron perdón, sus oraciones subieron al trono de Dios. (Todos sabemos que la oración son nuestras palabra que salen de nuestro corazón a Dios; y el rezar es la letanía de unas oraciones repetitivas, que son siempre la mismas). 

Aunque Claudio Josefo aclara que el aposento alto, era un aposento que estaba en el templo llamada óikoi, “casas” y que se podía usar por un grupo de amigos (Antigüedades viii. 3.2) Es imposible que los discípulos estuvieran allí, después de lo ocurrido con Cristo. 

Dios desea que las lenguas de fuego ardan en nuestros corazones. El Pentecostés es la llama que penetra en nuestro corazón para hacer la obra de Cristo en la tierra. 

El Espíritu Santo consumirá el orgullo egoísta y el frío formalismo que domina al mundo. Como resultado los que lo reciban serán transformados en verdaderos hijos de Dios. 

Padre, ayúdame a ser una antorcha ardiente de tu amor y de tu gracia en mi corazón, para alumbrar al mundo con tu amor. 
 MARANATA
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