viernes, 8 de diciembre de 2017

SEGURIDAD EN LA PRESENCIA DE JESÚS.


María cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postro a sus pies, diciéndole: Señor, si hubiera estado aquí, no habría muerto mi hermano. Juan 11:32
Un joven esposa y su madre sollozaban mientras oraban con angustia: “Padre, ¿por qué permitiste que mi esposo muriera? ¿Dónde estabas tú? 

¿No te pidió que estuvieras con él ese mismo día del accidente? “¡Seguramente, si hubieras estado allí tú no habrías permitido que esto sucediese!” Desgarradoras palabras son estas ante la impotencia de la vida. 

Mientras que Satanás tenga el imperio de la muerte, el dolor y el sufrimiento sera continuo. Hay un sentimiento de desgarradora oración y que no esta lejos de muchos de nosotros. La vida y la muerte esta en manos de Nuestro Dios. “¡Lo importante no es morir, sino como se muere!” 

Ese es el verdadero secreto. ¿No comenzamos cada día con una oración pidiendo a Dios que esté con nosotros? ¿Y qué es lo que deseamos experimentar por medio de su presencia? ¿No estamos suponiendo que si Él está presente, nos enfrentamos a las tragedias de este mundo y por ende a su dolor? 
Creo que María se enfrento a sus temores, y es lo que María supuso cuando se enfrentó a Jesús, después de la muerte de Lazaro. No conocemos la voluntad de Dios, no sabemos que es lo mejor para nosotros. 

Ella estaba segura de que si Él hubiera estado allí, nada malo podría haber ocurrido. ¿No podemos identificarnos con esos sentimientos? Pero, ¿qué es lo que realmente ocurre cuando la tragedia golpea a pueblo de Dios? 

Recuerdo que mi hija Adaa estuvieron en Ruanda en 1949 Un millón de personas fueron asesinada. Una iglesia adventista fue exterminada, en la localidad donde estaba mi hija. Y así podría contar anécdotas que me contó mi hija, la muerte no avisa, llega. 

Rápidamente concluimos que Dios no estaba allí, o que no tuvo el poder o el cuidado suficiente mientras estuvo allí. “Los cristianos siempre o casi siempre echan la culpa a Dios” 

Casi nunca cuestionamos nuestra presunción básica acerca de los efectos de su presencia. Muchas sangre Valdense fue derramada por el papado. ¿Donde estaba Dios? ¡Nos preguntamos! Esa sangre derramada son joyas apreciadas por Dios. Ustedes ven, la presencia física de Dios no es el tema. 

La seguridad no está asegurada porque estamos en su presencia, sino por estar siguiendo su voluntad. 

El centro de nuestras oraciones no necesita ser que El deba “ir con nosotros”. Sino que nosotros caminemos en sus pasos, en armonía con su sabia voluntad. 

El anhelo de estar en la presencia de Jesús debe significar mucho más que querer estar a poca distancia de El, y aun de ser capaces de mirar a los ojos. Debe significar la unión con El en espíritu, para sentir el gozo de la armonía con El en los valores básicos de la vida.
[Os pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.]
Maranata:
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