sábado, 16 de diciembre de 2017

LO QUE PODRÍA HABER SIDO.


Ni esconderé mas de ellos mi rostro; porque abré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor. Ezeq. 39: 29.
Es una tragedia que Israel como nación de Dios fracasó en cumplir las condiciones que lo habría convertido en una gran lección objetiva del extraordinario poder de Dios ante todas las naciones que la circunvecinas. 

Ezequiel 39:29 concluye una serie de profecías de restauración que comenzaron en Ezequiel 33:22. Es un puente que une con los capítulos finales, donde el Espíritu Santo presenta corrientes de agua vivificantes que se habrían derramado del gran templo, trayendo sanidad a todas las personas (Eze. 47:12). 

Es imperativo que todas las organizaciones y denominacionales cristianas aprenda la lección del antiguo a Israel. No es suficiente conocer la verdad, trabajar para Dios, creer que la profecía se esta cumpliendo en su ministerio, o recibir la promesa del Espíritu Santo. 

A menos que haya un continuo sometimiento a la voluntad y la dirección de Dios; una disposición para cumplir las condiciones de la fe, la gracia y el poder espiritual, y una sincera obediencia a la Palabra, Dios ciertamente puede reemplazar a los fieles suscitados a otros para que cumplan su propósito. 

 Es debido al principio de la profecía condicional de (Jer. 17:7-10) que Dios ahora ministra al mundo a través de una nación de fe, el Israel espiritual, que guarda su fiel mandamiento expuesto en su Palabra. 

Los profetas del Nuevo pacto, como Pablo y Juan revela un escenario en el cual tiene lugar el derramamiento final del Espíritu Santo y la resultante batalla entre el bien y el mal. Juan extrae escenas de la imágenes de Ezequiel 38 y 39 cuando ve a aquellos que, como Gog y Magog, tratan finalmente de destruir la ciudad de Dios (Apoc.20:8). 

Como siempre, se hace posible la victoria para el remanente fiel de Dios porque Dios derramara su Espíritu sobre ellos que son llamados de todas las iglesias a guardar su día de descanso expuesto en éxodo 20, y sobre ellos derramaran la lluvia tardía es puesta en (Joel 2:23, 28-32).

No confié para su salvación en sus afiliaciones denominacional o en su ministerio pasado o presente. Cultive una relación diaria, cara a cara, con el Espíritu Santo de Dios, y crezca en gracia y en el conocimiento de su Señor y Salvador Jesucristo. Entonces la denominación y el ministerio tendrán su correcto lugar. 

[Os pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.]
Maranata:
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