lunes, 18 de diciembre de 2017

LA BONDAD DEL PERDÓN


A cada uno de todos ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamin dio trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestidos Gén. 45:22.
Es parte de la naturaleza humana buscar venganza cuando sentimos que hemos sido maltratados y humillados. 

Como cristianos, podemos encontrar que nuestros corazones lucha contra nuestras emociones “prohibidas” tales como la ira, la venganza o ponernos a la defensiva. Apartarse del ofensor, en mejor de los casaos, ya que una retirada a tiempo es una victoria para el cristiano. 

Aveces nos deja aliviado por el momento, pero con la sensación de haber sentido malas emociones negativas contra la persona. ¿Lo entiende Dios? ¿O El sólo “lleva la cuenta” -observando con ceño fruncido cuando caemos aprobando estoicamente nuestros éxitos? ¡Después de todo, El es Dios! 

¿Que puede saber de nuestras miserias? ¡Mucho! Representado en la vida de su Hijo, contemplamos a nuestro Dios maltratado, malentendido y difamado, no tan sólo diciéndonos cómo debemos conducirnos nosotros, sino mostrándonos El mismo. 

Otra ilustración es la de José, hijo de Jacob. José tenía una túnica muy hermosa hecha de muchos colores. La envidia y los celos de sus hermanos le llevaron a quitarle la túnica, quienes insensibles llenos de envidia lo vendieron como esclavos. 

Más tarde, movidos por el horror mancharon la túnica con sangre y la presentaron a su padre como prueba de su desaparición. El ser humano no tiene limites para su venganza, cuando es dominado por el espíritu maligno. 

No obstante lejos de morir, Dios le preservo y creció hasta ser el segundo más poderos de Egipto después del Faraón. Años después, el hombre forzó a sus hermanos, sin saberlo, a buscar sostén al mismo a quien ellos habían vendido como esclavo. 

José no les guardó rencor. No sólo les dio alimento, sino que les dio regalos para todas sus necesidades. Aun más les dio ropas nuevas para el viaje. José es una representación de Cristo. Nosotros lo vendimos, lo maltratamos y le dimos muerte, a través de nuestros pecados. 

Cristo a cambio nos llenos de
perdón, nos dio el manto de justicia, y nos lavo de toda nuestra inmundicia. Nos da la ropa y nos alimenta cada día, sin recibir nada a cambio. Eso es amor ágape. 

¡Qué maravilloso amor! Cristo no nos pide nada, nos da todo lo que El tiene, nos da la vida eterna. 

Cuando nos damos cuenta como se relaciona Dios con nosotros, deberíamos de corresponderle con el mismo amor. ¿Estoy dando a Cristo mi gratitud? ¿Nos vemos como José? Vallamos con humildad a Cristo, y entreguémosle nuestro corazón. 

 [Os pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.]
Maranata:
http://degunda venida apocaliptica.blogspot.com
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