martes, 23 de enero de 2018

RECIBIENDO EL ESPÍRITU SANTO.


Yo a la verdad os he bautizado con agua; mas él os bautizará con Espíritu Santo. Marcos. 1:8.
La Biblia nos enseña claramente que el Espíritu Santo viene a morar en nosotros en ocasión de nuestra conversión, Efesios 1:13; Eze. 36: 27; y Rom.8:9). 
En los tiempos del Nuevo Testamento la conversión y el bautismo por inversión y la aceptación del don del Espíritu estaban ligados algunas veces. 

Pero un estudio de la biografía de cristianos como Hus, Jerónimo y Lutero etc. a quienes Dios ha usado poderosamente, aun en los tiempos mas modernos, revela que inevitablemente hubo un tiempo en su experiencia cuando llegaron a ser plenamente receptivos al poder total del Espíritu Santo. 
Antes concilios y ante el mismo papa. No tuvieron temor de decir la verdad. 

¿Loaríamos hoy nosotros? Dannis Bernnett explica la diferencia en tener el Espíritu y recibir el Espíritu. 

Un día determinado tenemos una visita a nuestra casa, y la dejamos sentada en el sofá. 

Y nosotros hacemos que estábamos haciendo en la cocina. Pasa el tiempo, y no le hacemos caso. Nos llaman al móvil (celular), y al otro lado de la linea oímos una voz suave que nos dice: 

Señor Jimenez, ¿tiene en su casa una persona que ha ido hablar con usted, y esta vestido de un traje negro con corbata roja? 

¡Oh si! Pero todavía no e podido hablar con el. Y el teléfono se cuelga. 

Vamos rápidamente a hablar con dicha persona. 
'¿En que puedo servirle?' Y con una sonrisa en sus labios dice: Estoy muy contento de que usted me atienda, ya estaba apunto de marcharme. 

Pero tengo una buena noticiar que darle, de un amigo que hace muchos años usted no a visto.y que me ha dejado dos millones de Euros para usted de una erencia, y quisiera dárselos. 

Pero tengo que comunicarle otras cosas de interés para usted. Tiene usted que aceptar lo que este libro dice delo contrario no recibira la erencia.

Cuando conocemos la palabra el Espíritu santo nos aconseja y nos guía. Pero mantener el Espíritu Santo cerca de nosotros, para que nos aconseje y nos cuide es otra cosa muy distinta. 

Debemos convertimos en participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción del mundo. 

El Espíritu Santo es nuestro instructor, nos moldea al carácter de Dios. 

Pero no nos obliga. Dios muestra a su pueblo todos los favores que ha prodigado a sus hijos para que fuese semejantes en carácter a Jesús. 

El gran cambio que se ve en la vida de un pecador después de su conversión, no se produce por alguna bondad humana; por eso toda jactancia humana esta enteramente fuera de lugar. 

La gran obra del Espíritu Santo es cambiar todo rasgo de carácter. ¿Dejaras tú hacer esa obra en ti?
Maranata.
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