jueves, 18 de enero de 2018

EL PERDÓN ES BIENVENIDO.


A cualquiera que dijere alguna palabra al Hijo del Hombre, le será perdonada; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. Mat. 12:32.
El cristiano por naturaleza es pecador y blasfemo, es un hecho que no podemos negar. 

Hablo en términos genera. Alguna vez os conté mi experiencia en Francia, tuve que soportar durante un tiempo largo a un hombre blasfemo hasta lo sumo. 

Me pase días y noches orando para no caer en la tentación. Las palabras entra sin darte cuenta, hasta que se asienta en tu mente. Creo que este hombre no experimento la agonía de pensar que estaba cometiendo un gran pecado.

Pero mi pregunta es:¿Has experimentado la agonía de un pecado que no puede ser perdonado¿ La vida de muchos cristianos se encuentra en la posición de preguntarse si sus pecados son demasiados malos como para que Jesús pueda perdonarlos. 

En la Edad Oscura de 1400-1565 la iglesia cometía los peores pecados, hasta Lutero se escandalizo de ellos. 

Todo aquel que ha captado una vislumbre de Jesús y de su amor no puede soportar el pensamiento de ser separado eternamente de él. 

Por otra parte, aquellos que no se preocupan de las cosas espirituales parecen poco preocupados por las consecuencias eternas del pecado imperdonable.Esta es la razón por la cual siempre me siento animado cuando alguien se me aproxima, como lo hizo Dale. 

“ Soy adicto a la pornografía -confesó con lágrimas en los ojos--. Estoy profundamente preocupado porque creo que he cometido el pecado imperdonable”. Dale se sorprendió cuando el pastor exclamo: “¡Alabado sea el Señor! 

Esta es una señal de que el Espíritu tiene acceso a su corazón, Dale, y todavía es capaz de convencerlo de pecado. 

Su profunda preocupación es una seguridad de que el Espíritu Santo esta guiándolo a la victoria y a la certeza de la salvación en Jesús. 

Hay muchos que viven en pecado, viven juntos sin casarse, y como es la moda viven en pecado y no les preocupa. No es tarde para estas personas del pueblo de Dios, El Espíritu Santo trabaja sin descanso para que vayan al redil del Señor Jesús. 

“Pero Dios no fuerza la voluntad del ser humano”. Podemos orar para que Satanás sea restringido y que el Espíritu Santo pueda hablar a su corazón. 

A menudo los cristianos se sorprenden al enterarse de que hay pecados que no pueden ser perdonados y que llevan a la muerte y otros que no (1 Juan. 5:16-17). 

Antes Juan había declarado que los pecados que no conduce a la muerte son aquellos que se confiesan a Dios y que son limpiados por la sangre de Jesús. (1 Juan 1:7-9). 

De modo que podemos descubrir rápidamente que el único pecado que es imperdonable es aquel que no es confesado ni cubierto por la sangre de Cristo.

Alavado sea Dios por el Espíritu Santo, que nuevamente hoy convencerá de pecado y nos guiará suavemente a nuestro amante Salvador.
 Maranata.
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