sábado, 6 de enero de 2018

LA TENTACIÓN INDESEADA.


Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Mat. 4:1
Se algunos de ustedes abra estado en un desierto, donde el agua escasea y la comida también. Donde el calor es abrasador y las noches muy frías. 

El hecho de que Jesús fue llevado al desierto indica cierta resistencia de su parte. Podemos comprender sus sentimientos, porque sabemos que la tentación no es un juego. 

Los tres años y medio de su ministerio fueron un intenso conflicto de Jesús con su enemigo estaban comenzando y su humanidad no estaba esperando con interés esa experiencia.

Podemos imaginarnos a Jesús diciéndole al Espíritu Santo: “Necesito tu ayuda ahora para dirigirme al lugar de la batalla y comenzar la cuenta regresiva hasta el calvario”. 

Pero el enemigo esperó hasta el momento mas vulnerable para atacarle. Después de 40 días de ayuno, el cuerpo de Jesús estaba clamando por alimento con una intensidad tan exigente como la de un adicto. 

Cierto es que Jesús no provocó la tentación, ni tampoco se coloco a sabiendas en el terreno hechizado de Satanás. Jesús se retiró al al desierto para estar solo con su Padre y para meditar en la misión que tenía por delante. 

Jesús tomó sobre sí la naturaleza humana, y con ella la posibilidad de ceder al pecado (DTG. p. 91-92) Se le permitió que arrastrara “los peligros de la vida en común con toda alma humana” . Que pelea “la batalla como la debe pelear cada hijo de de la familia humana, aun a riesgo de sufrir la derrota y la pérdida eterna” (DTG. p. 33) 

Sólo así podría decirse “que fue tentado en todo según nuestra semejanza” (Hech.4:15). Por otra parte, si, como algunos lo afirman (laicos, pastores y ancianos), Jesús, siendo divino (naturaleza de Adan sin caer), no podía ser tentado, su tentación habría sido una farsa. 

Por medio de su naturaleza humana experimentó la tentación (cf. DTG. 636-637). Si la forma en que experimentó la tentación hubiera sido en algo menos difícil que la nuestra, “él no podría socorrernos”.(DTG p. 92; CBA. p.301 en Español)).Nota adicional Juan 1:; Luc.2:4,52; Juan.1:14; Heb. 4:15; Mat. 4:1-11; Rom.5:12-19 p.346). 

Aunque después de nuestro bautismo por agua o del Espíritu, el enemigo generalmente intensificará sus ataque sobre nosotros, podemos tener la certeza de que el Espíritu Santo no nos conducirá a ninguna situación de la tentación. 

El Espíritu Santo nos dará la fuerza y la capacidad para salir airosos de la tentación, sabiendo que Cristo esta intercediendo por nosotros.En el desierto de la tentación puede florecer con las flores de la victoria y el gozo.

[Os pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.]
Maranata:
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