jueves, 11 de enero de 2018

VIVIR UN AMOR ILIMITADO.


Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mat. 5:48
Nuestro mundo es un mundo ilimitado por una sociedad de consumo. 

Hay limite de velocidad, limites sociales, limites de impuestos de sociedades, limites de estrés, y limites físicas. . . y la lista puede hacerse muy larga y interminable. 

Todos nos enfrentamos continuamente con nuestras propias limitaciones y las que nos impone la sociedad y las circunstancias. “¡Oh ser libres para escoger nuestro propio camino!” 

Los adolescentes suspiran por ser independientes, los adultos desean jubilase y cobrar la pensión, y los ancianos suspiran por tener la juventud.  

Pro todo cristiano desea que Cristo venga a buscarnos. ¿Pero es eso lo mejor que podemos desear? 

¿Son nuestras propias limitaciones inmunes a la seguridad de libertad y vida abundante que ofrece el Evangelio? Muchas limitaciones son protecciones que no escogeríamos muchos. Muchas no lo son. 

Cristo nos quiere transmitir de las seis ilustraciones más excelsas y espiritual de la ley del reino de los cielos, que se presenta (ver. 21-47), aunque la idea del ver. 48 está más ligada con el contenido de los ver. 43-47. 

Cristo no quiere imponer limitaciones. El propósito de Jesús es demostrar que el reino que él ha venido a establecer, 

son los propósitos y motivos íntimos que los determina la perfección de tu carácter y no sólo actos visibles sino los que se ocultan en tu interior de tu mente y de la mente de todos los hombres, sean buenos o malos. 

El hombre puede mirar “lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira su corazón” (1º Sam.16:7). 

Me gusta este verso de hoy porque nos abre las puertas que estaban cerradas y que ahora vemos a través de su palabra. Podemos ver promesas y posibilidades. 

La cuestión es la obediencia por medio de la fe. Y la prueba de un Padre es el amor hacía los demás. Los hijos y las hijas tienen el privilegió de extender la reputación de su Padre celestial hacía una humanidad deshumanizada. ¡Y esta es la coronación de nuestro Padre celestial: el amor ilimitado! 

Este verso nos exhorta a ser perfectos así como nuestro Padre es perfecto, en nuestra propia esfera. 

Desafortunadament, acostumbrados como estamos viviendo en un mundo de limitaciones, 
podemos ser tentados a entrar en controversia teológicas acerca de un pasaje tal, antes que celebrar esta realidad tangible de tener una relación con el Rey de los que le aman! 

Os invito que todos hagamos un esfuerzo consciente de permitir que Dios desarrolle en nosotros el glorioso potencial de ser perfectos en Cristo y de vivir un amor ilimitado! Amen.

[Os pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.]

Maranata:





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