jueves, 8 de enero de 2015

EL MENSAJE DEL SEGUNDO ÁNGEL


Otro ángel le siguió diciendo: Ha caído, caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a toda las naciones del vino del furor de su fornicación. Apoc. 14: 8.

Se afirmó que era “especial para millonarios”. Ese hermoso barco de once pisos de alto y cuatro cuadras de largo surcaba las aguas impulsado por motores gigantesco. Se había agotado los adjetivos para describir su lujo. El día 10 de Abril de 1912 salió de Southampton, Inglaterra, en viaje inaugural con rumbo a Nueva York.

Menos de cinco días después, debido a que un enorme témpano le abrió un boquete de cien metros de largo, yacía a cuatro mil metros de profundidad en la heladas aguas del Atlántico.

Para muchos el Titanic era más que un barco: Era un símbolo del genio y el poderío del hombre. Su extraordinaria majestuosidad encendida la imaginación. La fe en este barco era tan grande que sus constructores pretendían que era inhundible.

Cuando el barco insumergible naufrago, el asombro mundo perdió de nuevo su confianza en la capacidad del hombre para lograr lo permanente, lo inderrotable. Es interesante notar que en las Escrituras Dios ha tratado de mostrar al hombre que las cosas eternas están únicamente en sus manos.
El mensaje del segundo ángel nos habla de la futilidad del orgullo, la vanagloria y la realización de los hombre. ¿Por qué nos habla Juan de “Babilonia”? La raíz de esta palabra se remonta a la antigua torre de Babel constituida por ateos e incrédulos después del diluvio.

Esta torre era el Titanic del Antiguo Testamento y por ende del nuevo. Algunos piensan que se construyó para huir en caso de otro diluvio; pero no es así. Cuando leemos Génesis 11:4 descubrimos el verdadero motivo: “Hagámonos un nombre”.

La caída de las naciones u organizaciones religiosas es el resultado de la caída combinada de los individuos que las compone, y que han trasgredido la ley de Dios. Pero aunque Babilonia ha caído, debemos agradecer a Dios la promesa implícita en Apocalipsis 18:14, “Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participante de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas.
 Esta invitación va dirigida a todos aquellos que no guardan la ley de Dios, Expuesta en Exodo 20, y Deut.5. 

Que sea dicho de paso, la ley que fue clavada en la cruz, fue la ley ceremonial, y no la ley de Dios. Aferremosnos a esa promesa, y huyamos de Babilonia.
Maranata
Les agradezco que sigan orando por mi vista.
Luis José de Madariaga.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

No hay comentarios:

Publicar un comentario