LA PELNITUD DE LA SANTIFICACIÓN.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mat. 5:6

¿Algunos de los lectores en alguna ocasión han ido a un banquete y salieron sin ser satisfechos, hasta sentir su estomago lleno, pero no se sintieron felices por el banquete? 

“Yo si” Se tiene una sensación muy extraña, es como si faltara algo que pusiera la guinda en el pastel. El hombre no fue creado para ser descuidados. Se nos ha equipado, por decirlo así, con la imagen de Dios. 

Se nos ha equipado con una sintonía muy precisa. Con atributos para conocer lo que esta bien y el mal. 

¡Nuestro potencial es asombroso! Pero a menudo nos conformamos con muy poco. Somos destinados a compartir el trono con el Infinito, pero nos mantenemos escasamente por debajo de la media. 

Tenemos que ser consecuentes en nuestra manera de vivir, tenemos que despojarnos del viejo hombre. 

Vivimos en un mundo que esta en desarmonía con los principios de un Dios Santo, Dios ha puesto en cada ser de sus hijos un persistente deseo de hacer algo mejor por los demás. 

Plantamos flores en nuestro balcones, y al rededor de la casa. Nos gusta usar cubierto de plata y sabanas limpias toda la semana. Y no nos sentimos satisfechos por qué comemos alimentos pobres. 

Sabemos que la comida digerida sin satisfacción no alimenta al cuerpo, ni lleva los nutrientes necesario para nuestra salud. 

Nuestra sabio Dios sabe que nunca nos sentiremos feliz ni satisfecho con una religión nominal y legalista. Debemos tener una relación intima con el Espíritu Santo y con los ángeles celestiales. Para que nuestra relación sea más de acorde con nuestra posición como hijos de Dios. 

Debemos ser conscientes en los momentos en que vivimos, y entender que nuestro hogar está más cerca de lo que creemos. 

¿Debemos vivir como si ya estuviéramos en el cielo? Entonces nuestros vecinos nos preguntaría cual es el cambio de vuestras vidas. 

Con mentes despertadas, podemos dirigir nuestro rostro al Cielo y decirles a nuestros amigos lo que está por acontecer. Devemos tener hambre y sed de Dios y de esa relación que podemos gozar con El es verse lleno de una alegría anticipada. 

Adornara nuestras vidas con tolerancia y simpatía, y nos estimulara a nuevas metas en la ganancia de las almas.

[Os pido que oréis por mi. 
Tegon una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga].

Maranata:

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puedan amarlo y otros odiarlo, usted y yo podemos confiar