Cristo hacía poco que había estado en el templo, curando y sanando a gran multitud, pobres, ciegos, inválidos, etc. Pero los discípulos se centraron en la higuera, al pasar por ella.
Pedro noto que dicha higuera estaba seca y se sorprendió de la naturaleza del milagro. No comprendió su naturaleza.
Mientra la atención de ellos se centraba en el milagro mismo y no en su significado. Jesús aprovechó de su interés para hacerles comprender la altura y la anchura de la fe.
Esto me recuerda muchos años atrás, cuando me operaron de la nariz, Recibí un fuerte golpe en la nariz jugando al Béisbol.
El doctor me dijo: que iba a parecer mucho dolor en la operación, pero que tuviera fe en el.
Que todo saldría bien. Algunas veces, en sueños siento el dolor del martillo, y el cincel dentro de mi nariz. Tuve fe en el, pero en mi habitación quitaron el espejo que había en el cuarto.
La fe es la base del cristiano. Sin fe es imposible agradar a Dios, pues el que le busca debe de creer que existe, y es galardonado por su gracia.
Segundos después Cristo añadió una admonición respecto a que hay que tener un importante requisito previo para que nuestras oraciones lleguen al trono de la gracia y sea contestada.
“Fe” (Mat. 11:25; Mat 17:20). Los eruditos de Israel consideraban a los agricultores y a los pecadores ignorantes, eran niños en el conocimiento de la ley.
Pero Cristo había reconocido que los niños y estos campesinos, habían demostrado mayor discernimiento para reconocer en Cristo el cumplimiento mismo de la profecía mesiánicas.
Los que no pretendían saber mucho de las cosas de Dios, mostraban más interés en las cosas de Dios y de la salvación que los dirigentes Judíos.
Recuerdo como colportor, a personas que apenas sabían leer, estar interesadas en saber más de las Escrituras, que los hombres más doctos en este mundo.
¡Que maravillosos es confiar en un Dios de amor! Esto me recuerda a la Edad Media, donde había muchos campesino que no sabían leer, pero escuchaban atentamente la palabra de Dios.
El gozo que estos hombres y mujeres sentía, nos da a muchos lecciones de humildad. Esta confianza la podemos ver a través de cada prueba y en toda circunstancia desagradable.
Podemos confiar en Dios porque él cuida de nosotros. Cada uno de nuestros cabellos a sido contados. Conoce nuestras debilidades, y nos apoya con su amor infinito. Él nos ama a pesar de nuestros defectos.
MARANATA.
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