sábado, 3 de julio de 2021

LA DISCIPLINA DEL CRISTIANO.

A la verdad ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por él son ejercitados. Hebreos 12:11.

Cuando nacemos nuestro padres nos cuidan, nos miman y nos enseña a caminar. Nuestros padre nos enseñan a través de la disciplina. 

Mi hijo ahora se da cuenta por su propia experiencia que los enfados míos con el, tenían un fundamento, educarle para que el día de mañana fuese un hombre intrigo. 

Cuando somos adolescente vamos tomando nuestras propias decisiones. Pero la perspectiva del tiempo junto a la experiencia que adquirimos nos es necesaria para apreciar lo que nuestros padres han hecho por ellos. 

Pero hay de todo en la viña. Sólo hay que mirar lo positivo, y no lo negativo de la educación que nos da nuestros padres. 

La corrección es necesaria en el ser humano, sea este niño, joven, o adulto. 

Cuando los niños y los jóvenes llegan a la madurez –y sólo entonces-- pueden comprender todo lo que han hecho sus padres por ellos. 

Pero por desgracia hoy día, la enseñanza de estos jóvenes se la enseñan en las escuelas y en las universidades. Es por esto que vemos dentro de la sociedad tanta violencia. 

La educación de los hijos en sus primeros años, debe de ser en el hogar cristiano, es fundamental para su mente, criarlos en el temor de Dios. 

Así se desarrollará en el niño un buen carácter, en el cual pueda servir a la sociedad. Este aprecio es, sin duda, un inicio seguro de su madurez. 

Los cristianos maduros aprecian el valor la disciplina en las diversas vicisitudes de esta vida mientras están pasando por ellas. Pablo pasó por una disciplina hasta llegar aser un verdadero fariseo, estudio con Gamaliel. 

Y después de su conversión, fue un hombre diferente. La ciencia humana la dio por perdida, la ciencia de Cristo para Pablo habitaba toda plenitud. 

Hoy día en los colegios y universidades no se enseña de como ser un buen ciudadano, como debe de ser un buen cristiano y servir lo mejor a tu país. 

Para Pablo la justicia que él había pensado que valía la pena (estudios), ahora no tenía ningún valor delante de sus ojos. 

Los jóvenes cristianos deben tener unos valores tal, que su testimonio puedan llegar hasta el cielo, y a una sociedad cada vez más alejadas de Dios. 

Creo que el verdadero carácter del cristiano se forja en la adversidad de esta vida. Pues con el tiempo Dios nos revelará cuál es el verdadero carácter. 

Como le sucedió a Pablo, cuando conoció el verdadero carácter del Cristo. Gálatas 2:20

MARANATA.

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