domingo, 25 de julio de 2021

¿ERES JUSTO Y SABIO?

No seas demasiado justo, ni seas sabio en exceso; ¿por qué habrás de destruirte? Eclesiastés 7:16.

El idioma castellano existe muchos proverbios, en los cuales encontramos la realidad en la vida. 

Ejemplo: “Dime con quien andas y te diré quien eres.” El texto de hoy encierra una lección para el hombre. 

Es un reproche contra el legalismo, que confía en las formas y expresiones externa de obediencia. Otros piensan que la vida cristiana se desequilibra y se vuelve desagradable y estéril. 

Salomón en su vejez comprendió este problema o etapa de su vida. Comprendió que la verdadera religión es una relación personal intransferible con Dios y con Cristo (Lev.19:2; Efe, 3:14, 17-19). 

Pablo reconoce la necesidad de un equilibrio en la vida de un cristiano. Salomón apunta que el creyente no ponga en duda la dirección de Dios.

Pablo hace la misma advertencia en Rom. 9:20-23. Cuando lleve mi reloj al relojero me dijo: cuando un reloj se avería, es causa de un pequeño engranaje que está desajustado o gastado y hay que cambiarlo. 

El cristiano le ocurre lo mismo, cuando no confiamos en la dirección divina, hay que ajustarnos. Es decir: Hay que hacer un examen interior de nuestra vida y ponerla en armonía con nuestro Dios. 

¿Por qué? Si no hay una renovación interior y exterior nos destruiría. Salomón y Pablo llegaron a la misma conclusión. 

Hay hombres en la iglesia que están considerados brillantes en ciertos aspectos, pero que no son aptos para ocupar puestos de responsabilidad ni para marcar la pauta espiritual de una iglesia. 

Creo firmemente que es una falta de equilibrio espiritual aunque algunos no lo crean. 

Salomón se dio cuenta de este desequilibrio espiritual, y corrió a la fuente donde hay suficientes recursos para restablecer el problema espiritual. 


Cristo como dice Pablo es la fuente en donde todos nuestros problemas se solucionan. 

El problema es este: Si tenemos poco valor, nos acosa la debilidad; si tenemos demasiado, somos temerarios. Si escasea la mansedumbre, somos orgullosos; si hay demasiada mansedumbre, manifestamos ser villanos. 

Si tenemos demasiada humildad, llegamos a ser orgullosos; y si tenemos demasiada poca, llegamos al mismo resultado. Lo que nos falta es honradez espiritual y más comunión con Dios. 

El fariseo de la parábola es un ejemplo típico del que se destruye a sí mismo por causa de su propia justicia y sabiduría humana (Luc.18: 9-14). Nuestro desarrollo espiritual tiene que estar ligado a nuestro Salvador Jesucristo y a través del Espíritu Santo.

MARANATA.

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