martes, 22 de enero de 2019

ME SENTI ALARMADA.

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos a ti clamaba. Sal. 31:22
La frase “Premura” Heb. Jafaz, “alejarse apresuradamente”, como con miedo por la alarma. Si vamos al A. T. Nos encontramos que es Dios que está animando a Israel a que no tenga miedo por los enemigos que encontrara en el camino (Deut.20:3). 

El cristiano se tiene que enfrentar a grandes retos en su vida. Imaginaros que una mama, pierde a su niño en un centro comercial, la angustia que pasa la madre o el padre no se puede describir en una hoja de papel. 

El niño lo pasa peor, ya que su mama no aparece, la angustia va creciendo hasta que clamaron a Dios por su hijo. La respuesta llega al momento, un hombre vestido de verde le trae a su madre el niño perdido. 

Cuantas alabanzas eleva a nuestro Dios, no hay palabras para describir el momento más feliz de la madre. Cada uno de nosotros tenemos algo de niño. 

Perdimos a nuestro Padre, lloramos para que nos ayude a encontrar el camino devuelta para ir al hogar perdido. 

El salmista en el lecho de la muerte, clama a Dios para que no lo abandone. 

El niño perdido quiere volver a su casa con su Padre. Satanás aprovecha estas oportunidades cuando nos desviamos del camino correcto y vamos al camino de un mundo perdido. 

Dios conoce nuestros sentimientos y nos consuela en su palabra con textos como este: “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Sal.33:18). La confianza de su pueblo está puesta en su Dios. 

Esta es una razón con fundamento, debemos alabar a nuestro Dios por los inmensos cuidados con que nos protege. “El ojo de Jehová contempla toda la tierra, para mostrar su poder en favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2º Crón. 16:9). 

Los ojos de Jehová están por doquiera, siempre buscando a los que le sirven de todo corazón, para que mediante ello pueda revelar su gran poder y realizar su maravillosas obra. 

Mediante los rectos, de su pueblo el mundo llegara a conocer la naturaleza y el poder de Dios. 

Hay momentos en nuestra experiencia que son tan oscuros de una noche sin luna.Nos alarmamos y, en nuestra desesperación, nos preguntamos si hicimos algo que no agrado a Dios. 

Y pensamos que Dios nos abandono. Eso no es cierto, Dios no abandona a nadie, por muy pecador que sea; es el hombre quien abandona a Dios. Dios llama a la puesta de nuestro corazón, la respuesta es tuya y mía. 

Pero digamos como Job: Yo sé que mi Redentor vive, y en el día final se levantará sobre la tierra. (Job 19:25).
MARANATA.
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