jueves, 10 de enero de 2019

LA CASA DE DIOS.

La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria.... y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera? Isa.64:11-12
Isaias comprende cual es la situación del pueblo de Israel, vemos el trasfondo de esta plegaria del cuadro presentado en el cap. 63, el santuario estaba asolado y el pueblo se encontraba en un país extranjero.Si observamos tiene un trasfondo en el futuro. 

El pueblo de Israel se descarrió por juntarse con el mundo de antaño. Tanto las mujeres como los hombres, todos fueron cautivados por las modas de la época. 

El Espíritu Santo no podía hacer nada por ellos, su destino estaba sellado. Isaias nos da un buen ejemplo, los matorrales la hojarasca o “el matorral” seco son pasto de las llamas, así Dios consumirá la escoria de Israel. 

“Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por él que en él espera (ver.4). 

Ningún otro Dios obra en favor de sus devotos hijos como lo hace Dios viviente.Pablo cita la traducción literal en griego.

”las cosas que ojo no vio y oído no oyó y sobre el corazón de hombre no subieron, todo lo que preparo Dios para los que le aman”. Pablo hace resaltar el sentido espiritual del pasaje. 

Hace notar la razón por la cual “el príncipe de este siglo” crucificaron “al Señor de gloria”. El cielo no esta lejos de la tierra.Dios se encuentra con los que están dispuesto a encontrase con él. El amor paterno anhela elevar y restaurar. 

La obra del Espíritu Santo es esa precisamente restaurar, convencer.El problema no está en Dios, sino en nosotros. El verso 6, “somos como trapos de inmundicia”. 

Pero los padres sabios saben que a menos que sus hijos acepten la responsabilidad de sus actos, cualquier intervención en favor de ellos será contraproducente. 

Sin embargo, una vez aprendida la lección, para un padre amante es antinatural querer que su hijo experimente un sufrimiento prolongado.

El crecimiento personal se logra cuando se comprende íntegramente el principio de la responsabilidad.Hay que eliminar lo que nos estorba y tener una actitud activa en nosotros. Dios nunca se alejó de los que lo buscan. 

A lo largo de la historia de esta tierra desempeño el papel de Padre amante, siempre dispuesto a elevar y sostener a sus hijos. Aun cuando llega a ser necesario permitirnos experimentar las consecuencias del pecado, no cambia su actitud hacia nosotros. 

Por lo tanto, ¡aprendamos rápidamente! ¿Estará quieto oh Jehová sobre estas cosa? Roguemos como el profeta Isaias para que la Venida de Cristo sea rápida, y si no fuera así, que nos guarde para la eternidad.
MARANAT A.
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