sábado, 5 de enero de 2019

LA GRAN COSECHA.

Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:8
En todo el mundo hay personas que se dedican al fraude. Esto es un echo indisputable. 

Se cuneta la la historia que unos sembradores Japoneses mezclaron la cosechas buena y mala para poder tener un buen resultado de arroz especial. 

 El rumor se expandió como la pólvora, y muchos agricultores compraron la semilla de arroz, esperando una buena cosecha. Estos hombres insistían que antes de sembrar el arroz tenían que orar (no rezar), ya que según ellos la oración de fe era capaz de conseguir cualquier producto de la tierra. 

-Cualquier cosecha deseada trigo, maíz, cebada cualquier cosa. La biblia es clara en este concepto, Y sigue siendo el mismo principio: Todo lo que el hombre sembrare, eso también segara. 

El testo se refiere a todos aquellos hombre o mujer que no tratan de refrenar sus deseos e inclinaciones carnales, no tendrá parte en el reino de los cielos. Afortunadamente, Jesús ha hecho posible una excepción. 
Para todos los que se alleguen a él, a través del Espíritu Santo para hallar oportuno socorro. 

El Salvador sembró sólo en bien en una tierra árida, y a cambio segó una cosecha de tempestades .

Pero la semilla regó toda la tierra, para que aquellos que merecen ir al infierno de la sepultura, puedan anticipar una cosecha buena y abundante en la vida eterna. 

Desafortunadamente la gran mayoría de la humanidad han plantado “semilla de mala calidad”, y aun los cristianos nos encontramos sembrando semillas que no producen el fruto apetecido, ya que no dejan trabajar o no dejamos trabajar al espíritu de Dios en vosotros. 

Se pierde la paciencia en casa, en el trabajo, o con los compañeros. Y todo esto por el orgullo que hay en nuestro interior, que lo dejamos salir como indio desbocado.

Somos tardo para ir a Dios y pedirle perdón, pero nuestro Padre conoce nuestra situación, y es paciente para que ninguno se pierda sino que alcance la misericordia de Dios. 

“Yo e tardado en darme cuenta del que el camino que yo recorría sólo, era de demasiado pesado y no podía llevarlo sólo”. Dice el refrán castellano: 

 “Nunca es tarde si la dicha es buena”, Con Cristo las cargas son más livianas y se pueden soportar. Yo os invito a que valláis a Jesús y le contéis todo lo que hay en vuestro corazón y en vuestra mente. 

Hay mucho que pulir en nuestra vida, pero sin la obra del Espíritu Santo y los méritos de Cristo, estaremos perdidos. Sembremos con Cristo y para Cristo, y nuestra cosecha sera abundante para la gloria de Dios. 
MARANATA.
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