Los antiguos pioneros que fueron a las Américas, fueron con el propósito de permanecer en esas tierras. La idea de estos hombres y mujeres eran de permanecer en libertad y adorar a su Dios.
La idea de permanecer se agrega a la fortaleza de Cristo, cuando permanece en nosotros dentro de nuestra mente y corazón, nos proporciona una fuente inagotable de poder que ilumina y purifica el alma. (Jun.14:23; Apoc.3:20).
La fe abre plenamente el corazón de Cristo. Fe es la confianza total en nuestro Dios y en sus promesas, es un principio que continuamente sustenta la vida del hombre.
¿Puede ver por qué las fuerzas del mal están decididas a impedir que usted y yo, comprendamos lo que significa ser llenos del Espíritu Santo por la fe en Cristo? Si esto no resulta claro, lea usted con humildad y oración Efesios 3: 14-21.
Pablo usa con
frecuencia la palabra Arraigados y cimentados dos expresiones que se
repite mucho en la Biblia (Sal. 1:3; Jer. 17:8; Col.1:23; 2:7). Pablo usa de metáforas para reforzar el significado del mensaje.
El Espíritu Santo es quien representa a Jesús en nosotros como cristianos y nos llena de “toda la plenitud de Dios”.
Cristo retiene su humanidad, y el Espíritu Santo omnipresente permite que Cristo more en nuestros corazones por la fe.
Satanás no desea que entendamos esto, porque mientras más llenos estemos del Espíritu Santo, más cimentados estaremos en el amor de Dios (Rom 5:5).
También somos capaces de comprender las cuatro dimensiones de ese amor, y como resultado, tendremos una fortaleza superior contra el enemigo.
Los que estén “arraigados y cimentados” no son arrastrados por los engaños sutiles y los ataque violentos de las fuerzas del príncipe de este mundo. Pablo usa muy a menudo la palabra amor.
“para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones en amor” El amorque se arraiga penetra en las profundidades del alma y de todas las facultades mentales. El amor proporciona el fundamento de la vida cristiana.
El amor se expresa
caminando día a día, el amor abre el camino para que otros conozcan
a Cristo, y sin amor es imposible conocer a Dios. Pues no hay nada mayor que él (1º Cor.13). El amor surge de la experiencia personal del hombre con Cristo, se convierte en la raíz y el cimiento de la unidad entre Dios y el hombre, y entre el hombre y su prójimo.
Ahora es el momento de permitir que el Espíritu Santo alce el pendón de la victoria del amor de Jesús en nuestros corazones.
MARANATA.
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