viernes, 25 de enero de 2019

EL PODER DEL ESPÍRITU

Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu. Efes. 3:16
Este es uno de los versos favoritos de muchas cristianos es el comienzo de una oración más hermosas de Pablo. 

En nuestra vida emos oído la expresión, ora por mi, o que le recuerde en mis oraciones. 

Todos esperamos el cumplimiento de este verso en nuestra vida. Debemos de comprender que la oración es el alimento del alma. Es el secreto del poder espiritual. No puede ser sustituido por ningún otro medio de gracia, y conservar, sin embargo, la salud del alma. 

La oración pone el corazón en inmediato contacto con la Fuente de la Vida, fortalece los tendones y músculos de la experiencia religiosa. 

Si descuidamos el ejercicio de la oración, u si oramos de vez en cuando, según nos parezca propio, y nos perderemos la relación intima con Dios. 

Nuestras facultades espirituales perderán su vitalidad, y la experiencia religiosa carecerá de salud.
¡Que verdad tan sorprendente es está! 

¡El Espíritu Santo nos fortalece con poder por la gracia de Dios, es el milagro de la transformación! 

La riqueza de su gloria, que Dios nos torga no solamente a la humanidad, sino también a su pueblo; estas bendiciones son ilimitados y están disponibles para los hijos de Dios. 

Dios desea que recibamos abundante gracia divina para que podamos. El poder que fortalece es el de Dios, el cual es transmitido mediante la operación del Espíritu Santo. 

El mismo poder que convierte a los seres humanos debe continuar en ellos para que haya crecimiento cristiano. 

Aquí es donde el laodicense fracasan, pues no reconocen que la perseverancia espiritual necesita de la gracia de Dios tal como la necesitaron en su conversión inicial. 

Es aquí donde muchos cristianos laodicenses fracasan o fracasamos, pues no reconocemos que la perseverancia espiritual necesita de la gracia de Dios tal como la necesitaron en su conversión.

El poder del Espíritu Santo debe de permanecer en el hombre en donde permanece hasta la venida de Jesús. Cuando el Espíritu Santo nos fortalece con su poder, nos da la capacidad espiritual para levantar a los más de viles. 

Cada cristiano que edifica a los demás en el poder del Espíritu, puede “levantar las cargas pesadas y dejar libre a los cautivos” invocando el poderoso nombre de Jesús. 

 fortalecidos con poder en nuestros propios pensamientos y emociones, también se nos da fuerzas sobrenatural para pensar positivamente y vivir victoriosamente.

Al conducirnos continuamente a Jesús, nuestras cargas de culpa y temor -que pueden ser pesadas – son levantadas, y nos regocijaremos en las riquezas de su gloria.
MARANATA.
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