viernes, 18 de enero de 2019

EL CUIDADO DE DIOS POR SU PUEBLO.

Pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado. Deut. 2:7.
Durante 40 años el pueblo de Israel estuvo caminando por el desierto. Su rebeldía contra Dios le causo tales males. La tierra prometida estaba más aya de sus expectativas. 

La multitud que salió fue quedando en el desierto árido sin pena ni gloria. Se habían rebelado contra Dios, el problema no estaba en el pueblo, sino en la gente mista que vivía fuera del campamento hasta la tercera generación. 

A través del Santuario el evangelio de Cristo arrojaba luz sobre la salvación por la fe en Cristo. En el silencio y la soledad del desierto, el pueblo tenían que pensar en su actitud de rebeldía contra Dios, y cada día Dios manifestaba su tierno amor con ellos. 

 Todo rayo de luz adicional que recibimos nos hace comprender mejor el plan de redención, cumplimiento de la voluntad divina en favor de la salvación del hombre. El corazón del Amor infinito abarcaba a todos los habitantes de la tierra. 
Aunque le habían rechazado, constantemente procuraba revelárselas, y hacerlos partícipes de su amor y su gracia. Su bendición fue concedida al pueblo escogido, para que éste pudiera bendecir a otros.

Los grandes principios del amor a Dios, que él proclamó como fundamento de la ley y los profetas, son sólo una reiteración de lo que él había dicho por medio de Moisés al pueblo hebreo: "Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder." Y "amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Deut. 6:4, 5;Lev. 19: 18.)

El Maestro es el mismo en las dos dispensaciones. Las demandas de Dios son las mismas. Los principios de su gobierno son los mismos. 

Porque todo procede de Aquel "en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación." (Sant. 1:17.) No obstante, el hecho de que subsistía el servicio del tabernáculo atestiguaba que Dios no había abandonado totalmente a su pueblo. 

Su providencia seguía supliendo sus necesidades. "Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos dijo Moisés, al repasar la historia de su peregrinaje: 

él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová fue contigo; y ninguna cosa te ha faltado."(PP el Exo). 

Hoy estamos atravesando el desierto de las naciones, muchos quedaran en el camino, otros seguirán caminando por fe hacía la tierra prometida. 

Pro Dios seguirá siendo fiel a su pueblo. 

El sanara su vida de tal manera que nunca volverá a conocer la enfermedad, ni la pobreza del espíritu. Conocer a Dios es conocer su cuidado vitalicio, en un desierto árido antes de entrar en la Canaán Celestial.
MARANATA.
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