sábado, 22 de diciembre de 2018

UNA ESPERANZA DELICIOSA.

Porque nosotros por el Espíritu esperamos la esperanza de la justicia por la fe. Gálatas 5:5.
Pablo dice: Pues nosotros. El pronombre “nosotros” es enfático “nosotros” que procuramos la salvación por la fe, hay un contraste con aquellos que buscan la salvación por las obras (ver.1-4; cap. 16). 

El Espíritu Santo tuvo y tiene a su cargo la misión de continuar la obra que había comenzó Cristo (Jun. 14:16), y mediante la acción del Espíritu Santo los hombres y mujeres participan de la salvación por la fe en Cristo (Cap. 16:7-9). 

La presencia del Espíritu en las vidas de los creyentes es un recordativo constante, una garantía, de que Dios cumplirá todas sus promesas (2º Cor. 1:22). 

Esto es cierto particularmente en cuanto a la promesa del regreso de Jesús y de la herencia de los santos (Efe. 1:13-14 cf. Col. 1:27; Tito 2:13). La dádiva de la justificación es comunicada a los seres humanos por la acción del Espíritu Santo. 

El hombre tiene la plena libertad de aceptar la dirección del Espíritu Santo o dejarla. 

Aquí radica la diferencia entre la justificación ineficaz que el hombre busca por medio de las obras y la justificación eficaz que viene de la fe. 

Si leemos bien el capitulo nos damos cuenta del problema.El cristiano que ha aceptado la justicia de Cristo y está lleno del Espíritu Santo ha aprobado un poquito de la gracia de Dios. 

El cristiano que esta en ese proceso de regeneración, tiene el deseo de conocer más a Jesús y por medio de esa transformación, el deseo que hay dentro de él desea vehementemente ver el regreso de Jesús.

La esperanza de la justificación por la fe es la redención del cuerpo, que significa una comunión ilimitada con Dios (Rom. 8:23).Si pensamos en esto en “está esperanza de gloria” las penas de este mundo son pasajeras. 

El argumento de Pablo en Gal. 5:1-6 las personas que está tratando de salvar su vida por la ley (obras) no siente el mismo deseo ni tienen la misma experiencia.La esperanza hecha posible por la justificación. 

Es lo que llena al cristiano, por qué ellos han recibido el don del espíritu para la salvación. 

Esta “esperanza” impartida por la justificación, se completara con el regreso de Jesús y la resurrección de los muertos en Cristo.

Los que vivan serán transformados a la semejanza de Cristo, y los que duermen en el polvo, serán resucitados con sus cuerpos transformados. 

Esta es la gran esperanza del cristiano, la pregunta es: ¿Quien estaremos allí? Cristo llama a la puerta de nuestro corazón, ¡Le abriremos la puerta! 
MARANATA.
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