martes, 18 de diciembre de 2018

UN PADRE COMPASIVO.

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Gál. 4:6.
Todo padre ama a sus hijos, quiere lo mejor para ellos. Peo cuando son mayores nos dejan de un lado, pero como padres les perdonamos y cuando vienen pidiendo ayuda se las damos. 

Somos humanos, y deseamos todo lo mejor para nuestros hijos. En otras ocasiones no escuchamos a nuestros hijos, y muchas veces no entendemos lo que nos dice. A menudo la relación entre padres y hijos se rompen por falta de comunicación. 

Aquellos que son adolescentes hablando espiritualmente no tenemos una relación intima con nuestro Padre.“La palabra comunicación” sugiere tener una conversación con una persona y ser dialogante y ser sincero a la hora de habar. 

“No se cuan dialogante sois con Dios, él es el mejor Padre que tenemos, nos comprende, nos ayuda, nos mima, nos vistes, nos alimenta, y nos protege de nuestros enemigos. 

Pero nosotros somos cabezas cuadradas, estamos un minuto si llega hablando con él, no nos marchamos, eso si tenemos tiempo. Seamos sinceros con nosotros mismos, “somos así”. Queramos oh no admitirlo, pero la gran mayoría de cristianos somos así.

El verdadero problema es la falta de confianza, creemos aun en nuestras tradiciones Católicas, y tenemos miedo en ser sinceros con Dios. Como cristianos intentamos clamar a Dios cuando no estamos seguros de qué necesitamos decirle. 

Pablo utiliza la palabra “clamar” las dos veces que escribe de Abba, Padre, en Rom (8:26). A través del Espíritu Santo se nos asegura que nuestras palabras serán escuchadas, aun que estas sean desordenadas y espontáneas a Abba Padre, o cariñosamente Papa. 

Nuestro Padre no se ofende, el ama la sinceridad de sus hijos. No importa en que condición estés, Él siempre está atento a tus palabras, y ten seguridad que Abba Padre te responderá. 56 años hace que lo conozco, nunca me ha abandonado, ni en la enfermedad, ni en la salud. 
 
Siempre ha estado ami lado, nunca me ha faltado un plato en la mesa, y siempre que he tenido necesidad de él; siempre ha estado a mi lado. 

Muchas experiencias os he contado en este blog, y si es su voluntad os contare más delante la experiencia que estoy viviendo.

No nos amedrentemos de ir a nuestro Padre, él desea vehementemente que vallamos a él. Cristo, nuestro mediador, y el Espíritu Santo, constantemente están intercediendo en favor del hombre; Cristo dio su sangre y intercede por nosotros y el Espíritu Santo actúa sobre nuestros corazones extrayendo oraciones y arrepentimiento y alabanzas. 
MARANATA.
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