viernes, 14 de diciembre de 2018

PERMITE QUE OBRE EL ESPÍRITU.


¿Tan necios sois, habiendo comenzado en el Espíritu, ahora os perfeccionáis por la carne? Gal. 3:3
La vida cristiana es una experiencia entre Cristo y Usted, esa experiencia comienza cuando el Espíritu le convence de pecado y de juicio. Aun más, nos conduce por el sendero divino hasta llegar a la perfección de Cristo Jesús (Juan 16:8). 
Los Gálatas ya habían recibido ricas bendiciones de Dios y muchas pruebas de la presencia divina en medio de ellos, pero pero eso sólo era el comienzo. 

Muchos de los hijos de Dios, de esta llamada iglesia de Laodicea, medio dormida y medio despierta, que ha tenido grandes evidencias de Dios en sus vidas. No quieren ver la realidad de la vida, que los hechos se están consumado y nosotros no hemos sidos salvos. 

El orgullo, la arrogancia, la vanidad de las cosas, los placeres del mundo, nos atrae más que las cosas de Dios. El cristiano es superficial, en general. Nos atrae más el materialismo aun que no lo queramos reconocer. 
 
Pablo llama “necios” a los Gálatas, por haber sido fascinados (Gal. 3:1). ¿Esas son palabras muy fuertes, nosotros somos fascinados por las cosas del mundo, y aveces por nuestras propias obras. 

¡Que bien lo hecho! Y consulta a su amigo: ¡que tal lo he hecho! El propio ego lo traiciono. 

Si los Galatas fueron perseguidos por la palabra, y soportaron la prueba. Nosotros no seremos menos cuando llegue el momento. “Habían comenzado bajo el poder del Espíritu por la fe. . . ahora, cuando debieran ser más perfectos y espirituales y conocer el poder de Dios por la fe, 

¿cómo es que esperan ser hechos perfectos por la carne? Ahora querían depender de la ley. El mismo espíritu de antaño obra en el pueblo de Dios. El Espíritu Santo debe obrar en nosotros, no por obras, sino por fe. 

Esa fe que mueve montañas y es fiel hasta lo sumo. No importa si los vientos son fuertes o débiles, lo importante es estar sujetos al Espíritu Santo. 

Creo con humildad de debemos ser imitadores de Cristo, y ese mismo espíritu debe de formar nuestro carácter. 

Es Dios que nos concede el Espíritu, y lo hace en abundancia, para que seamos transformados.

Dejemos ser guiados por el Espíritu para ser instrumentos en sus manos, y los dones que nos de sea para su gloria. Todos los hijos de Dios deben tener un ministerio para la gloria de Dios, no importa la grandeza de ese ministerio, lo importante es servirle. 

Las obras no sirven para la salvación, pero la fe que obra por el Espíritu nos acerca mas a Dios y da testimonio de su grandeza.
MARANATA.
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