El señor nos pide que todo cristiano que guarda sus mandamientos estudie este capitulo cuarto al octavo de Deuteronomio para que pueda entender lo que Dios requirió de su pueblo antiguo lo que requiere de su pueblo moderno a fin de seamos un pueblo santo adquirido por la sangre de Jesucristo.
Nos estamos aproximando al día de la gran revisión final de Dios, los habitantes de este mundo han de encontrarse delante del juez de toda la tierra para responder por sus hechos. (t. 112 de 1909).
Dios a dado gran sabiduría a su pueblo, como nación espiritual tenemos que tener un respecto hacia las cosas de Dios. La bendiciones de Dios esta delante de su pueblo, pero también las maldiciones.
Las bendiciones de Dios derramadas sobre su pueblo, al vivir ellos y nosotros en armonía con los requerimientos que Dios ha dado a su pueblo remanente.
La palabra , “toda esta torah” Esta palabra
comprende todas las instrucción y doctrinas y todos los principios
que Dios nos ha dado. A través del Espíritu Santo y el estudio de su palabra podemos entender que Dios requiere de nosotros, su pueblo la lealtad y sumisión ha nuestro creador.
El el Ver. 26, Dios pone por testigo el cielo y la tierra. . . que si el pueblo no era fiel Dios los destruí. Israel no fue fiel a Dios, y desapareció de la faz de la tierra.¿Ocurrirá esto con la mayoría de su pueblo hoy?
Por el rumbo que va tomando la iglesia de Laodicense, y en mis 46 años de ver de todo en el pueblo de Dios, la gran mayoría se perderán o nos perderemos. Y esto lo digo por lo que e visto, por lo que oído, y por lo que estoy viendo.
Si Cristo viniese hoy, no nos salvaríamos ninguno. Tenemos que morir más al mundo, y vivir una vida de santidad y de oración.
Ruego a mis hermanos en cristo, que oremos por el derramamiento del espíritu Santo, para que con su ayuda y la gracia del Padre obtengamos la victoria.
Dios respeta
nuestra individualidad, la dignidad y la libertad de cada uno. Estas características exaltan el poder y el amor y la cooperación y ofrecen una provisión para restaurar al errante.
Por ese motivo Dios no puede tolerar afectos divididos ni servicios tibios (Exo 20:5).
Porque es un Dios consumidor. Es tiempo de meditar y orar, es tiempo de buscar a Dios, es tiempo de pedir ayuda a Dios, es tiempo de humillarse ante Dios. Bienaventurado es el que hiciere esto, pues los tales es el reino de los cielos.
MARANATA.
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