trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tu puestas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Exo.20: 8-11.
Dios tiene derecho a reclamar
este día como suyo, ya que la iglesia dominante lo abolió por un
decreto papal, imponiendo el domingo como día sagrado. Ellos no
miente a decir que lo ha cambiad, ya que el primer decreto lo
promulgo Constantino el 7 de marzo del 321.
Pero la acción oficial
de la iglesia Católica que expresa preferencia por el día del
domingo fue tomada en el concilio de Laodicea en el año 364 d.C. En
el cano 29 de ese concilio. En el siglo IV y V con frecuencia
amonestaban a sus correligionarios en contra de guardar el Sábado.
En el año 400, Crisóstomo observa que muchos guardaban el Sábado a
la manera judía. Los registro de la época revelan que las iglesias de Alejandría y Roma fueron las principales en fomentar la observancia del domingo. En el año 1.400 d.C.
Pedro de Ancharano
formuló una declaración en el sentido de que “el papa puede
modificar la ley divina, puesto que su poder no es del hombre, sino
de Dios,y obra en lugar de Dios en la tierra, con plenos poderes para
atar y desatar a sus ovejas” (vease, Lucius Ferraris, Prompta
Biblioheca, Tomo 8 (Venecia: Caspa Storti, 1772), articulo”Papa.
II).
Aunque nos veamos en peligro de muerte, debemos sostener
firmemente la verdad. El tercer ángel concluye así su mensaje. No
es de extrañar que uno de los textos concluyentes con respecto a los
últimos días de la humanidad sea resaltado la Ley y el Evangelio:
“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc.14:12).En la época
de Jesus la fiesta de pentecostes incluyeran la entrega de la ley
(según Exo.19:1).
Y hoy día en las sinagogas se hace lo mismo, como
recordatorio de la entrega de Dios al hombre de la Santa Ley de Dios.
Esta se ara patente en la oración, la comunión, y una visión común
por el estudio de la palabra y la verdad.
“Así cuyos corazones
está llenos del amor de Cristo seguirán el ejemplo de su Maestro
guardando la ley de Dios.
En las escenas finales de la historia
terrenal, aquellos a quienes se proclama las verdades probatorias de
la Ley, seguirá el ejemplo de los bereanos, escudriñando las
Escrituras, comparando con la Palabra de Dios los mensajes que se le
dan.
Hay muchos que no son leales a los preceptos de la ley de Dios,
senos dice que la Ley es inmutable, que no se puede cambiar ni
derogar.
Pero el hombre de pecado, lo hizo con propósitos de
vanagloria y desterrar la ley de Dios de la mente del hombre. Así
como los judíos crucificaron a Jesús, las iglesias nominales han
crucificado este mensaje y por lo tanto serán juzgados conforme a
sus actos.
MARANATA.
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