martes, 6 de mayo de 2014

PARA QUE NUNCA NOS FALTE NADA.

Dios, Dios mio eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas. Sal. 63:1.

Para tener prosperidad física y espiritual hay que buscar a Dios en primer lugar.  El mundo se halla en su actual condición de depravación
moral que solo busca las cosas materiales, pero se niega a buscar el reino de Dios y su justicia.

La búsqueda significa actividad, diligencia.  Diligencia en la oración, y la predicación y por ende el estudio de la Palabra.  Diligencia para honrar los mandamientos incluido el sábado, pero también para dar a Dios lo que le pertenece que es el diezmo, bien sea de nuestras cosechas, o de nuestro trabajo, el estar agradecido a Dios es darle la ofrenda que es de olor agradable a Dios.

Diligencia para asistir fielmente a tu iglesia, incluso en los días especiales de oración, ya que Dios busca tales adoradores.  "La primicias de los primeros frutos de la tierra traerá a la casa de Jehová (Exo. 23:19).  Esta exhortación del Antiguo Testamento era una promesa.

Cuando Israel ponía a Dios en primer lugar, nunca le faltaba nada.  "Santo era Israel a Jehová primicia de sus primeros frutos" (Jer. 2:3).
Cuando ponemos a Dios en primer lugar, tú y yo ocupamos el primer lugar.  ¿Que más podríamos desear cuando vemos que ocupamos la  eminente posición de "primicias"?

Cuando recitamos el Salmo 23.  Podríamos decir: "Jehová es mi pastor: eh conseguido todo lo que necesito".  "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien' (Roma. 8:28). Si pudieran ser abiertos nuestros ojos, veríamos a nuestro Padre celestial inclinado sobre ti y sobre mi, con amor, y si pudiéramos escuchar su voz, sería en tonos de compasión y de amor hacia su nosotros.  Persista en su fuerza; allí hay descanso para nuestras almas. 

La terrible hambruna y oscuridad que sufrió Israel cuando el pueblo se olvido de buscar primeramente a Dios, vació la despensa de una viuda fiel, a excepción de un puñado de harina y una tacita de aceite.  Elías le dijo: "hazme a mi primero de ello una pequeña torta. . . y después harás para ti y para tu hijo" (1º Rey. 17:13).

¿Era el suyo un pedido egoísta? ¡De ningún modo!  La ley del amor  a Dios ocupa el primer lugar.  Elías estaba probando su fe. No olvidemos que Elías era un profeta de Dios.  El Señor deseaba saber quién era el primero en su corazón: ella o su Dios.  Todos sus hijos pasamos por esa prueba de una manera o de otra.

Deja que él sea hoy tu Dios y ocupe el primer lugar en tu corazón, pues mañana sera demasiado tarde.  El Dios viviente nunca te defraudará ni ati ni ami.  Un misionero estaba realizando una tarea encomiable mediante las ofrendas que recibía diariamente por correo.

Cierta vez alguien le pregunto: "¿Qué va hacer usted si un día no recibe la ayuda que espera para alimentar a esas familias?  Y el misionero respondió: "Eso puede suceder solamente en el caso de que Dios muera".
Maranata

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