lunes, 12 de mayo de 2014

DIOS ATRAE A TODOS LOS CORAZONES

Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere. Y yo le resucitaré en el día postrero.  Escrito está en los profetas: Y será todos enseñados por Dios.  Así que todo aquel que oyó a Padre, y aprendió de él, viene a mí. (Juan 6:44,45).

¿Puede el hombre acercarse a Dios?  Durante siglos los teólogos han discutido este punto.  Algunos afirman que el pecador es completamente incapaz de volverse hacia Dios.  Otros enseñan que Dios invita sólo a una parte de la especie humana, y que el resto nació para perderse.

¿CUÁL ES LA VERDAD CON RESPECTO A ESTE ASUNTO?  "Dios está atrayendo todo los corazones a él, y únicamente aquellos que resisten a su atracción se negarán a venir a Cristo".(D.T.G. p.351). Cuando Jesús dijo que nadie podía venir a él a menos que el Padre lo trajera, citó una profecía que se encuentra en Isa. 54:13 y que dice así: "Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se cumplirá la paz de tus hijos".

Se refiere al Evangelio que debe llegar a todo el mundo, trasponiendo los continentes.  Las gozosas nuevas de que sólo por medio de Cristo se alcanza la salvación deben llegar a cada habitante de la tierra, y por medio del amor del Padre todos los seres humanos han de ser atraídos a Cristo.

Únicamente los que rechacen en forma consciente esta atracción, se puede considerar perdido.  Este rechazamiento tal vez sea más común de lo que pensamos.  Por esa razón cuando alguien siente la impresión de que debe responder afirmativamente a Dios, nunca debe vacilar.

Es peligroso creer que podemos volvernos a Dios cuándo y dónde queramos. Si pensamos que podemos responder al Señor mañana o a la semana próxima con la misma facilidad, posiblemente estemos poniendo la salvación fuera de nuestro alcance.

la muerte no es el único obstáculo en el camino a la vida eterna.  El deseo de someternos a él puede no existir mañana, si no nos entregamos hoy a Dios.  Me viene a la memoria una experiencia que pase junto a un gran pastor.  Cerca de mi casa vivía una persona de unos setenta años, toda las semanas venía a la iglesia, así llevaba diez años, el decía que no se bautizaba hasta que no dejara el tabaco.

Al poco tiempo vino el pastor a mi casa para que le acompañara a la casa del difunto.  Su vimos a su habitación y cual fue nuestra so presa, que hacia unos minutos que había fallecido, y aun tenia el cigarro en la boca.  Durante tiempo él Señor le llamo, pero el no haberío su corazón.

Después de este rechazamiento, nunca pudo responder a la invitación de Cristo, su tiempo de gracia se había acabado.  Cuando el Espíritu Santo nos habla, y lo rechazamos, cometemos el gran pecado contra el Espíritu Santo; y la puerta de la gracia se cerro para siempre.
Maranata
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la Biblia a través del tiempo.

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