miércoles, 19 de marzo de 2014

EL APOSTOL DEL ANIMO

Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me conforto, y no se avergonzó de mis cadenas. (2º Timoteo. 1:16).

Su nombre significa literalmente "uno que trae provecho" No se sabe dada de este fiel cristiano y temeroso de Dios. Pero su legado a pasado a la posteridad.
La Biblia resume la historia de Onesíforo con unas  breve palabra. ¡Qué breve biografía, pero qué bendita!  Cuánto aprendemos del viejo amigo del apóstol en esta sentencia; "Muchas veces me conforto". (foto. El confortar a otros es un don de Dios)

proporciono mucho gozo al apóstol Pablo, en un tiempo cuando otros miembros de iglesia lo abandonaron.  Pero Onesíforo no se avergonzó del Evangelio ni de las penalidades que ese Evangelio que acarreaba a Pablo. En un lenguaje más moderno diríamos: "Me visitó a menudo en mis prisiones y me dio ánimo, me conforto con sus palabras. Sus visitas me reanimaban como una corriente de aire fresco".

Dentro del pueblo de Dios hay tales persona, que confortan cuando uno más lo necesita.  En el caso de Onesíforo era un legado de consuelo para las generaciones futuras. Yo recuerdo a muchas personas de este talante de cristiano.  Y es maravilloso recordar a tales personas, porque es un don de Dios que les han concedido.

Pero esta la parte negativa de esta historia, son todos aquellos que se averguenzan del Evangelio, y de consolar públicamente a su hermano.

Es verdad que hay hombres y mujeres que son así.  Que donde quiera que vallan surge nueva vida y una nueva esperanza en los corazones, como flores después de una lluvia de primavera. Cuando estas unido en la más miserable cadenas de la aflicción, surge un hombre o mujer, y te habla con tanto amor y ten consuela que ves los prados verdes y sin obstáculos. Tu corazón palpita más fuerte, y se eleva hacia tu Creador dando las gracias por las palabras de consuelo que medas oh Dios.

Ellos también son apóstoles del consuelo, en este siglo de aflicción y luchas contra las injusticias.  El apóstol creyó que tal proveedor de esperanza y ánimo como Onesíforo, merecía una recompensa especial: 
"Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día".

Los hombre y mujeres de esta clase merece algo extra, tanto en esta vida como en la venidera.  Es extraordinario ser un Onesíforo: un apóstol del ánimo para levantar a los caídos, para inspirar a los descorazonados, para reanimar la esperanza, para volver a traer la luz del sol a cielo entenebrecidos por demasiado tiempo con problemas y con desánimo.

Me viene a la memoria las palabras del profeta Isaías cuando describe con las siguientes palabras cómo se logra esta experiencia:  "Cada cual ayudó a su vecino y a su hermano dijo: Esforzarte".  (Isaías. 41:6)

Maranata. 

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