jueves, 22 de agosto de 2019

UN PUEBLO DIFERENTE.


Que se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14

La entrega que hizo Cristo de sí mismo elimina toda duda acerca del supremo amor que Dios siente por los que desobedecen su voluntad. Y esta es la pregunta: La más reñida cuestión de la vida sigue siendo: “¿Cómo puede ser la persona que debo ser?” 

 Un poderoso enemigo nos mantiene ocupados en una tremenda batalla diaria entre lo bueno y lo malo. El punto donde se opone las más empecinada resistencia depende de cada vida. 

El plan de Dios es restaurar en los perdidos la imagen original con que fueron creados. El pecado no debe ser pasado por alto, sino erradicado. 

Algunos ceden al enojo incontrolado, otros a la vanidad, otros a los malos pensamientos, otros a la falta de honradez. 

Todos nosotros somos llevados por fuerzas que no entendemos y con las cuales somos incapaces de competir con éxito. En los libros Medievales se relatan historias de grandes hazañas, de los caballeros y los nobles de España. 

Pero hay una que resalta sobre todas las de más, Es la historia de un monje que quería llegar a la santidad, era piadoso y hombre de oración. 

Satanás quería tentarlo y le presento una por una las cosas más sensuales de la época. 

Pero Satanás no logró sus propósitos. Por fin se le ocurrió al tentador probar métodos diferentes. Le susurró al oído: “¿No has oído que tu hermano Juan ha sido nombrado obispo de Alejandría?” 

 Entonces el monje lo que en las otras cosas el tentador no pudo vencer, lo realizaron la envidia y los celos. Con sinceridad ninguno estamos libres de la caída, los celos , la envidia, y la codicia, y la lujuria y el egoísmo hicieron el trabajo. 

Me pregunto si alguna vez podemos ser vencedores. Aquí entra la fe que supera todas las cosas. 

Tiene que ver una relación personal con Cristo muy directa, que puede hacernos vencedores. Esta relación con Cristo y con Dios Padre y la fe en su Hijo que se mantuvo firme contra las acechanzas de Satanás. 

Será lo que el cristiano sea celoso de buenas obras. Los cristianos deberían desechar toda mala obras, y entregarse a Dios para que sea un instrumento en sus manos. 

Debemos como individuos aceptar el perdón y avanzar en la fe con él lograremos la solución de los problemas más difíciles de la vida, y seremos en “un pueblo propio, celoso de buenas obras” 

Mientras la iglesia aguarda el segundo advenimiento debe de cumplir la misión que una vez se le encomendó a la nación Judía: revelar por precepto y por ejemplo los principios del gobierno de Dios.
MARANATA.
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Notificación: Estimados lectores de este blog. Estimados lectores de este blog. Por mi salud y por este proyecto Sal. 62:7.

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