LA GRAN BELLEZA DEL CORAZÓN.

¿Qué haré a ti, Efraim? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como la nube de la mañana, y como el rocío que de madrugada viene. Oseas 6:4

El hombre puede disfrutar de la belleza de los paisajes que Dios a creado. 

 El hombre nunca se cansa de admirarlos, pero es una belleza efímera y se marchita con el tiempo. 

Pero más allá de estas bellezas está la belleza del carácter, moral. Es una belleza que se extiende más allá del universo infinito. Es una belleza contenida en la vida de los que aspiran a la santidad. 

Pero la historia se repite, y Dios se hace la misma pregunta que cuando estaba con el profeta Oseas: ¿Qué haré? Dios había tratado de diversas maneras de persuadir a Israel y a Judá que se arrepintiese;

pero llegó a la conclusión de que sus esfuerzos eran infructuosos, y por eso preguntó con dolor qué podía hacer antes de desatar el castigo Isa. 5:4. 

Hoy estamos viviendo en un mundo enloquecido por la propaganda, las drogas, y la indiferencia religiosa. 

Me pregunto: ¿Si habéis pensado alguna vez en una vida noble como algo hermoso? 

Seáis adultos, jóvenes o ancianos, seréis hermosos si estáis al lado de Jesús.¿Qué cosa excede el encanto de una familia amante reunida en el hogar para hacer el culto de adoración? Dios añora esto, pero al pueblo le faltaba entendimiento. 

Se había olvidado de Dios. Semejante belleza fue rechazada por el pueblo de Dios. La pregunta divina fueron motivadas por la fugaz piedad del pueblo. 

La historia de la nación elegida por Dios ilustra ampliamente su piedad efímera y contradictoria. Todos necesitamos aprender esta misma lección, pues el bien es de poco valor real a menos que se convierta en algo permanente. 

La misericordia es la religión puesta en practica. El conocimiento de la palabra de Dios, nos guía a una conducta adecuada. Una cálida belleza debería rodear a todos los hijos de Dios que lo aman y ayudan a otros. 

Es una escena que desafía la falsedad de la desconfianza, la crueldad, la chismografía y y todas las otras hueste que impulsan a hacer el mal. 

Debemos evitar que tal bondad sea como “la nube de la mañana” o “el rocío que de madrugada viene” de Efraim y Judá. 


Para que sea verdaderamente hermoso, debe permanecer y aumentar día tras día. 

La palabras de Pablo surgen de la melodiosa voz de Dios: Fe, virtud, ciencia, temperancia, paciencia, piedad, fraternidad y amor estos son los peldaños de la escalera hacia el cielo. 

Somos salvados subiendo escalón tras escalón, ascendiendo paso a paso hasta el más alto ideal que Cristo tiene para nosotros. 

 MARANATA.

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