sábado, 10 de agosto de 2019

¿DAMOS A DIOS UNA OPORTUNIDAD?


Estad quietos, y conocer que yo soy Dios. Ensalzado he de ser entre las gentes, ensalzado seré en la tierra. Sal. 46:10.
La primera vez que me sumergí en las profundidades del mar, mi profeso me dijo: “Tienes que vaciar tu mente de toda ansiedad, y tener tus sentidos en un estado de alerta”. 

El fondo del océano es fascinante es un mundo de silencio. Su belleza es maravillosa, nos invita a la reflexión. Los dones del mar, “no debe buscárselos, están allí, esperando a que tú lo veas. Esta experiencia se puede aplicar a nuestra relación con Dios.

No revelo ningún secreto cuando afirmo que el mundo es inseguro. Por todas partes la gente se angustia. Su mentes están ocupadas, y aveces vacías, desea desesperadamente saber: “¿Qué puede hacer Dios por mí?” 

Al ser humano no le interesa ninguna respuesta ambigua o complicada. Pero todos desean una demostración práctica. 

Dios nos dice: “desistir”, “estad tranquilo”, “entrégate”. Es Dios que te esta hablando a ti y a mí. 

Se ha parafraseado la primera parte del verso de la siguiente manera: “¡Silencio! Abandonad vuestro tumulto, y reconocer que yo soy Dios” “Dame una oportunidad. Corazón ansioso, serena tu agitado corazón. 

Mente agobiada, descansa un momento. Permíteme hacerme cargo de tu vida, y te mostraré lo que puedo hacer por ti”. Lo cierto es que sabemos hablar mucho y escuchar poco. Nuestra constante ocupación hace que nos falte la sensibilidad cristiana. 

Moisés estuvo 40 años en el desierto en desaprender lo aprendido en la tierra de Madián. Pablo 3 años en el desierto (Gál. 1:17, 18). Jesús 40 días en el desierto (Mat. 4:1-2). Así se preparaban para desempeñar la responsabilidades del llamado divino. 

Usted y yo, llevamos una vida en el desierto de las naciones y no hemos aprendido a confiar en Dios. Este salmo nos proporciona consuelo al pueblo de Dios en el tiempo de angustia (CS. p. 697). 

Esto no es solamente un buen consejo; es una bendita promesa. 

En estos días de agitación mundial, donde no hay seguridad, cuando un fuerte terremoto convulsione la tierra; cuando el sol, 
la luna y las estrellas se salgan de sus órbitas; cuando las montañas se sacudan; las rocas se a partan; cuando los elementos se desate con toda su furia; Cuando las montañas se hundan y las islas desaparezcan (Mat.24: 29-30; Luc. 21:25-26; CS. 695; PE. 34, 41). 

Los santo que hayan confiado en su Dios serán protegidos por su Dios. Debemos experimentar su presencia y entrar en una relación personal de vida y propósito con él.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto . Sal. 62: 7

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