Por tanto, dejará el hombre a su
padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola
carne Génesis 2:24.
Las palabras de este verso no
pueden considerarse como una declaración profética de Adan, sino
más bien como la palabra de Dios mismo.
Son parte de la declaración
hecha por Dios acerca de la ceremonia matrimonial entre hombre y
mujer (Mat.19:4-5; DMJ 57).
Estas palabras expresan la más profunda
unidad física y espiritual del hombre y la mujer, y presenta la
monogamia delante del mundo como la forma de matrimonio establecida
por Dios.
“No hay ninguna otra clase de unión más que la
establecida por Dios, entre un hombre y una mujer”. Pronto se
acerca la fecha de San Valentin. (fiesta pagana que se celebraba en
Roma y en Grecia).
En muchos países en esta fecha, los comercios
rivalizan por vende sus productos que simboliza el amor.
Muchos de los productos sensibilizan y expresan profundos pensamientos de ternura y devoción.
Muchos de los productos sensibilizan y expresan profundos pensamientos de ternura y devoción.
Pero creo que ese día tan especial el cristiano
debería estar consagrado a Dios, meditando en cómo Dios nos ha
bendecido.
Es bueno recordar ese día tan especia para el matrimonio que Dios estableció.
Es bueno recordar ese día tan especia para el matrimonio que Dios estableció.
No obstante, el amor entre un hombre y una
mujer es más que corazones rojos, caramelos y poesías. Conduce al
matrimonio y a la familia, que es el custodio de las más elevadas
realizaciones espirituales.
Cuando dos esposos se aman, y se respetan
es por qué Cristo esta en el medio, esto hace elevar los proyectos de
ese hogar. Es el gozo anticipado de lo que nos espera cuando Cristo
venga y nos traslade a la tierra prometida.
En cierto modo, un hombre
solo es un ser incompleto, y lo propio ocurre con la mujer. Es
significativo que Cristo use este mismo pasaje en su vigorosa
condenación contra el divorcio. (Mat.19:5).
Mediante el amor y el
matrimonio “ellos” se transforman repentinamente en “nosotros”,
sin que la personalidad de cada uno se vea amenazada. Más bien cada
uno se complementa en el otro.
Jesús quiere matrimonios felices.
El amor divino que emana de Cristo no destruye el amor humano, sino
que lo incluye. Lo refina y purifica; lo eleva y lo ennoblece.
El
amor humano no puede llevar su precioso fruto ante de estar unido con
la naturaleza divina y enderezado hacia el cielo.
Jesús quiere ver matrimonios y hogares felices.
Jesús quiere ver matrimonios y hogares felices.
Con todos los otros dones confiados por
Dios a la custodia de la humanidad, el casamiento fue pervertido por
el pecado; pero es propósito del Evangelio devolver su pureza y su
belleza.
La gracia de Cristo es lo único que puede hacer de esta
institución lo que Dios quiso que fuera: un medio de bendecir y
elevar a la humanidad. (H.C. p.85).
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS
LECTORES.
Notificación:
Estimados lectores de este blog. Estimados lectores de este blog. Por
mi salud y por este proyecto Sal. 62:7.
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