jueves, 18 de julio de 2019

VIVIENDO COMO HIJOS DE DIOS.


Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y de verdad. 1º Juan 3:18.
Pablo escribe esta carta a la iglesia de Éfeso, o de Asia Menor, donde había ejercido su ministerio. 

Hoy nos llega a nosotros con toda claridad, para exhortarnos a los hijos de Dios en este tiempo de tribulación. Juan nos exhorta a que tengamos amor entre los hermanos y evitar la hipocresía que es una advertencia que nos da Juan en el verso 17. 

Un cristiano no solamente ama de palabra. Sino el amor debe demostrase con hechos. Pero Juan reprocha el amor que se limita a palabras cuando se necesita ayuda practica, de hecho. cf. Sant. 2:15-16. 

El amor debe ser genuino, con sinceridad. Nuestros actos de amor deben ser inspirados por un afecto genuino hacia otros, especialmente para los necesitados. 

Por otro lado un cristiano no se ocupa de ningún negocio que esté centrado en la calamidad de los de más. Un cristiano no tiene razón para vivir de tragedia en tragedia. 

Y tampoco necesita autorizarse por lo desconocido ni tampoco por lo que está sin resolver. 

En cierta ciudad de America había un anciano que tenía el habito de profetizar grandes desastres a sus amigos. 

De acuerdo a sus ideas, la existencia de la raza humana decadente era una triste condición de su pecado, y la sucesión de grandes tinieblas. 

En cierta ocasión estaba prediciendo a un amigo que una gran desgracia caería sobre la raza humana una gran hambruna. El amigo cortes mente le dijo: “¿Y qué me diría, amigo”, si en corto tiempo los ríos de nuestro país se secaran?” 

La respuesta fue dramática, “ve tú y sécate también” En este hombre no había amor hacia los de más. Su naturaleza se negaba amar a sus semejantes. 

Cuando amamos de hecho y en verdad, estamos seguros de la realidad de nuestra conversión. Entonces nuestros propios frutos nos hace saber que nuestra profesión de fe es genuina, y la vidas de otros testifican de su sinceridad. (Mat. 7:16-20). 

Entonces, los que aman de hecho y en verdad son hijos de la verdad. Cuando prometemos amar al Señor Jesús con todo nuestro corazón, mente y cuerpo, hacemos más que un gesto simbólico. 

Le decimos que, mediante su ayuda y por su gracia, venceremos dificultades, nos desarrollaremos hasta la madurez, dejaremos de lado los llantos infantiles. 

Reflejaremos la belleza de la vida, sabiendo que con Dios siempre hay: suficiente gozo para mantenernos alegres, suficiente esperanza para hacernos felices, 
suficiente éxito para mantenernos expectantes, suficiente amigos para darnos consuelo, suficiente riquezas para suplir las necesidades, y suficiente fe para ver más allá del presente. 
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Hace tiempo que parezco de un problema de salud, que abecés me impide desarrollar este ministerio. En otras ocasiones les pedí que orase por mi, y sus oraciones fueron contestadas, pues recupere la salud. Hoy les insto a que oren por mi, para que me recupere de esta dolencia que arrastro barios meses. Se que vuestras oraciones llegaran al trono de la gracia y si es la voluntad de Dios me pondré bien. Las oraciones del justo llegan al trono de la gracia. El Señor nos dice: Orar los unos por los otros para que Vuestro Padre sea glorificado. Que Dios os bendiga y que su paz sea sobre ustedes. Sal. 62: 7

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