miércoles, 3 de julio de 2019

DAD EN ABUNDANCIA AL MÁS NECESITADO.

Perdonamos el mal que hemos hechos, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. Mateo. 6:12
¿Me perdonas?” Durante toda nuestra vida oímos esta frase durante toda nuestra vida, pero lo curioso que nosotros también la repetimos. 

Es la intención de restablecer otra vez la relación con la persona a la cual emos ofendido. 

La usamos cuando vemos que una relación se va a perder, y vemos que nuestro hogar no tiene solución. ¿Por qué? 

¿Podría ser que una gran mayoría de gente desea escapar del dolor del juicio de otros sin tratar en forma directa y sanadora con los problemas que causaron el dolor o la separación? ¿Pero que significa perdón?¿qué significa perdonar?, 

¿qué se puede perdonar?, ¿quién puede perdonar?, ¿a quién se puede perdonar?, ¿qué es lo que no se puede –o no se debe– perdonar?, ¿existe lo imperdonable?, ¿qué diferencia hay entre el perdón, la disculpa, la clemencia, la amnistía y el indulto? 

Sin duda son preguntas que la filosofía no puede eludir. Pero, en cualquier caso, algo parece claro, a saber, que estamos viviendo un momento histórico en el que se usa demasiadas veces la palabra perdón a la ligera. 

Habría que tener más cuidado, porque estamos ante un problema fundamental para la existencia de los seres finitos, por eso no deberíamos utilizar su nombre en vano, por eso es urgente elaborar una filosofía del perdón. Solo un ser finito puede perdonar. 

El hombre estaba separado de Dios desde su caída, y Cristo Jesús vino para reparar el daño causado por el hombre. El perdón no es un trago amargo que debemos tomar. 

Es el producto de un corazón sanado. ¡Y no hay corazones sanados a sí mismos latiendo en el planeta! 

Sólo el amor infinito de Dios puede devolvernos la salud suficiente como para perdonar a otro. Dios no espera que alcancemos un tipo de condición piadosa que diga siempre 

“si”, nos libera de llevarla a El nuestra incapacidad de perdonar a los que nos ofende. 

El perdón en el Padrenuestro esta el clamor: “Líbranos del mal”. Dios quiere que reconozcamos nuestro problema. 

Necesitamos  ser salvos de nuestros defectos y es a través del Espíritu Santo podemos tener una mayor compresión del perdón de Dios. 

Por eso Dios nos da abundante gracia a través de Cristo para ser perdonados. El ha puesto a nuestra disposición la gracia salvadora de Cristo. 

Así debemos de perdonar a otros el daño que nos causa, pues si no lo hacemos ¿seremos nosotros perdonados? “De gracia recibisteis, dad de gracia”. Dios nos da el perdón. Perdonemos nosotros también.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Hace tiempo que parezco de un problema de salud, que abecés me impide desarrollar este ministerio. En otras ocasiones les pedí que orase por mi, y sus oraciones fueron contestadas, pues recupere la salud. Hoy les insto a que oren por mi, para que me recupere de esta dolencia que arrastro barios meses. Se que vuestras oraciones llegaran al trono de la gracia y si es la voluntad de Dios me pondré bien. Las oraciones del justo llegan al trono de la gracia. El Señor nos dice: Orar los unos por los otros para que Vuestro Padre sea glorificado. Que Dios os bendiga y que su paz sea sobre ustedes. Sal. 62: 7

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