domingo, 17 de junio de 2018

LO MÁS IMPORTANTE


Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3.
El profeta Jeremías no solamente consuela a Israel de antaño, sino que por ende consuela al Israel espiritual. Nos afirma que el amor divino que se manifestó en la antigüedad existe en su pueblo, por qué Dios es eterno y misericordioso (cf. Isa. 49:14-16).

No podrán dejar de ser atraídos hacia Dios con las cuerdas del amor (Ose. 11:4). Todo esto si su pueblo no pone resistencia a su amor. Tal amor fue demostrado por Cristo en la Cruz.


El Señor de la vida y la gloria vistió su divinidad con la humanidad para mostrar al hombre que Dios, mediante el don de Cristo, quiere unirnos con él. Sin estar en comunión con Dios a nadie le es posible ser feliz.


El hombre caído ha de aprender que lejos de Dios, no puede estar satisfecho hasta que esa relación cortada por el pecado sea restablecida a través de Cristo.


En esta gran obra interviene el Espíritu Santo, ya que es el único representante de Dios en la tierra.

Los ángeles tienen un papel importante en la restauración del hombre. Ya que el hombre se separo de Dios Padre.

Se ha ideado un plan por el cual se revelarán al mundo la gracia del amor infinito de Cristo.

Es glorioso plan de redención se llevo acabo en la cruz para salvar al mundo (MJ.135). Jesús trató de imprimir en los hombres y mujeres los atributos de Dios. . .Jesús quiere que comprendamos el amor del Padre, y trata de acercarnos a él presentándonos la gracia del Padre.

En este proyecto de amor, esta vinculado el Espíritu Santo como representante de Dios Padre en la Tierra. Y tratara que nuestro campo de visión esté lleno de la perfección del carácter de Dios. 

Solamente al vivir Cristo entre los hombre podía revelar la misericordia, la compasión y el amor de su Padre celestial; porque sólo mediante actos de bondad podía manifestar la gracia de Dios. (HHD 141).

Cristo vino para manifestar el amor de Dios al mundo, para atraer el corazón de los hombres hacia él. . .

El primer paso hacia la salvación es responder a la atracción del amor de Cristo. . .
Cristo atrae a los hombres mediante la manifestación de su amor para que puedan comprender el gozo del perdón. Y la paz de Dios (1º MS 380).

Esta gran obra de convencer al hombre de su situación moral y decadente, sólo la puede hacer el Espíritu Santo en el hombre. A través de él, podemos perfeccionarnos en el carácter de Cristo.

Es por eso que el don del Espíritu Santo, es ofrecido al hombre, sin precio y sin oro. No hagamos lo que hizo Stephen Hawking, que rechazo el llamado de Dios públicamente ante la TV. y renegó de Dios.
MARANATA.
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