sábado, 2 de junio de 2018

INCIRCUCISO DE CORAZÓN


¡Duro de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo. Como vuestros padres, así también vosotros. Hechos 7:51
A través de la historia del hombre, los hijos siempre han
echado la culpa a los padres. A veces esa culpa es válida, pero por otra parte, dicha actitud puede ser meramente una escusa de nuestras incompetencia actuales.


Esteban reconoció la dureza del corazón de los fariseos y saduceos, que era un reflejo de sus padres cuando tentaron a Dios en el desierto. Esteba reconoció este problema en los dirigentes de Israel, al rechazar las advertencias del Espíritu Santo.


Los dirigentes eran duro de corazón. Las emociones y el poco sentido de la lealtad a Jehová, les llevaron a ser duros de corazón. 

La ira creciente del sanedrín y el resentimiento causado por las palabras de Esteban (Mat. 26:65.) 


Hoy en este siglo lleno de incredulidad y arrogancia por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, hay pocos Esteban que denuncie lo que ha de acontecer en el mundo.


Se necesitan a hombres y mujeres que digan la verdad de lo que va acontecer en el mundo, según Apoc. 12, 13, 16, 17 y Daniel 7. 

Esteban sabía que su fin estaba cercano, tenían que advertir a sus dirigentes ya que veían en ellos una indiferencia tal, que sus corazones estaban negros como el carbón.


Eran “duros de cerviz”, y eran incircunciso de corazón. (Lev.26:41). Cuantos milagros ha hecho Dios en nuestras vidas, muchas de ellas las podíamos relatar de memoria. Y a pesar de todo, somos como los fariseos y los escribas, nos ofendemos por cualquier cosa, y no nos miramos a nosotros mismos. 


Este es un resumen de nuestra vidas, nos ofendemos rápidamente, pero no miramos las ofensas que hacemos a los de más. Los israelitas habían rechazado o resistido al Espíritu Santo.


Por nuestra mente pueden pasar ideas como: ¿nosotros no somos como los Israelitas? ¿Tenemos más luz que ellos, en cuanto a la palabra de Dios?


Lo cierto que el pueblo de Dios tiene más luz que muchas religiones de este mundo. Yo me pregunto:


¿Por qué el Señor dice de laodicea es tibia? Ni fríos ni calientes.


El amor del primer amor ha caído en un egotismo egoísta. El amor de Cristo en el corazón se expresa en aciones.


Si el amor de Cristo es apagado, el amor por aquellos por quienes Cristo ha muerto se degenera.
Quizá haya una apariencia admirable en favor del celo y las ceremonias; pero esa es la sustancia de su autopomposa religión.

Cristo los presenta como que le producen náuseas (Apoc. 3:17 -18; MS 61,1898).No rechacemos al Espíritu Santo. Necesitamos un verdadero reavivamiento y una reforma en nuestras vidas.
MARANATA.
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