viernes, 14 de abril de 2017

LA PROMESA ES PARA TODOS.


Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuanto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Luc. 11:13.
Antes de recibir la promesa hay un requisito que es necesario obedecer. Es voluntario, no se fuerza a nadie. Dios nunca forzara al hombre que valla contra su voluntad.La obediencia y el amor se muestra caminando en esta vida. 

La orden es orar por el descenso del Espíritu Santo como los discípulos lo hicieron en el día de Pentecostés. Si ellos necesitaban el poder del Espíritu Santo en aquel tiempo, ¿Cuanto más nosotros en la actualidad. En aquel tiempo había doctrinas y profetas falsos. 

Hoy en el siglo XXI hay todo tipos de doctrinas falsas, herejías, y engaños que están extraviando las mentes de los hombres; y sin el auxilio del Espíritu serán vanos nuestro esfuerzos por presentar la verdad divina. (RH 1903). 

La doctrina del Santuario, la trinidad, la ley de Dios son desvirtuados por personas que se creen muy instruidas en la Palabra, pero no tienen el Espíritu de Dios. Dios desea refrigerar a su pueblo con el don del Espíritu Santo, bautizándolos nuevamente en su infinito amor. 

No es necesario que haya escasez del Espíritu en la iglesia. 18 Después de la ascensión de Cristo, él Espíritu Santo vino sobre los apóstoles con una plenitud y un poder que alcanzó a todos los corazones que eran recíprocos. Muy pronto el derramamiento del Espíritu iluminara con la gloria de Dios a los hombres. Es tiempo de orar como nunca antes por esa promesa. 

El Espíritu Santo a de obrar en los corazones humanos, tomando las cosas de Dios y manifestándolas a los hombres (RH 23-11-1905). Cristo afirmó que la influencia divina del Espíritu acompañaría a sus seguidores hasta el fin del tiempo. 
Pero la promesa no es apreciada debidamente; por lo tanto su cumplimiento no se ve como debería verse. . . Asuntos secundarios ocupan la atención,y aunque ofrecido en su infinita plenitud, escasea el 
poder divino tan necesario para el crecimiento y la prosperidad de la iglesia, que traería todas las demás bendiciones en su estela. . . Mis hermanos y hermanas, rogad por el Espíritu Santo. Dios respalda toda promesa que ha formulado (RH. 30-4-1908).
Maranata.
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