viernes, 30 de diciembre de 2016

SOMOS EDIFICADORES DEL SEÑOR.


Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? Luc. 14: 28.
Hace unos años un hombre decidió construir un hotel desde el cual se podía ver un hermoso panorama de una ciudad turística escocesa. 

Se comenzó la construcción y se levantaron las paredes. El hombre se quedo sin fondos y la construcción se detuvo. 

El edificio sin terminar está levantado en una colina, como un monumento a la imprevisión de un hombre. Ese hombre debiera leído y seguido el consejo de nuestro texto. ¿Cuantos somos como ese hombre? Queremos levantar un templo para Dios. 

El material de construcción de ese templo espiritual es el carácter. Hay dos clase de carácter: bueno y malo. Demasiado a menudo no calculamos el costo antes de edificar el edificio. Comenzamos con buenas intenciones. Cada día le pedimos a Nuestro Dios materia Espiritual para edificar el carácter de Cristo. Nos da lo suficiente para nuestras necesidades. 
 
Y llega el día cuando dejamos de orar. Y nos volvemos indiferentes y despreocupados. Se nos acaba los materiales espirituales de construcción y no tenemos ni el cemento ni la arena. 
Que es el Espíritu y la oración. Llega Satanás y nos ofrece un sustituto que parece tan bueno como el otro, y lo usamos. Ahora tenemos una armazón hecha con dos clases de material, el bueno y el malo. 
No se puede mezclar. El edificio, el carácter, está en peligro. 

Si seguimos usando más el material de Satanás (que son las cosas de este mundo), el armazón finalmente caerá. Lo que debemos hacer es sacar inmediatamente el material malo, volver al Arquitecto divino y pedirle el material adecuado parta terminar la construcción. 
Un hombre que se había enriquecido en el negocio de la construcción decidió dar una vuelta al mundo. Le dio a su capataz los planos de una hermosa casa y le dijo que la edificara usando los mejores materiales, sin fijarse en gastos. 

El capataz, sin tener a nadie que lo vigilara, decidió usa materiales baratos para las paredes, y las vigas y los cimientos. 
Sólo los materiales que daban a la vista era de la mejor calidad. Una vez terminada, la casa tenia un aspecto hermoso. 

 El patrón volvió y vio la magnifica casa. Dirigiéndose al capataz le dijo: “Amigo usted me ha servido por muchos años. Parta mostrarle mi aprecio le regalo esta casa”. (?) Jóvenes, adultos y aun los demasiada edad, el consejo que nos da Lucas, es que usemos materiales de primera calidad y que durara por la eternidad. El que edifica con sustitutos la casa no durará. ¿Como edificamos nuestra casa?
Maranata
Luis José de Madariaga.
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