LA IGLESIA DE DIOS EN LA TIERRA.

Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1º Pedr. 2:5
La iglesia en la tierra es el templo de Dios y ha de tomar proporciones divinas delante del mundo. Este edificio debe ser la luz del mundo. 

Debe estar compuesto por piedras vivas puertas estrechamente juntas, encajadas una una en otra, que formen un solo edificio. Todas las piedras no tienen la misma forma ni dimensiones. Algunas son grandes y otras son más pequeñas, pero cada una tienen su propio lugar y su proprio espacio en el edificio. 

Todo ese edificio no debe tener una sola piedra defectuosa. Cada una debe ser perfecta. Y cada piedra es una piedra viva, una piedra que brille y su luz sea reflejada en otras piedras. 

El valor de las piedras está determinada por la luz que refleja sobre el mundo. A mayor luz mas resplandor. 
Este es el propósito de Dios y desea que todos los que profesan creer la verdad ocupen sus lugares en las grandes y admirables obra para este tiempo. (R H 1900).

El Ingeniero, el arquitecto, el Delineante Proyectista, y el delineante, saben al mirar un plano donde colocar la viga, el ladrillo y los cimientos como debe ir para que el edificio dure los vientos tempestuosos. 

El arquitecto angelical a traído su áurea vara de medir del cielo, y cada piedra debe ser labrada y encuadrada según las medidas divinas y pulidas sin ningún defecto, para que brillen como emblema del cielo, irradiando en todas sus direcciones los rayos brillantes del sol de Justicia (TM. p. 13). 

En este mundo debemos de resplandecer en buenas obras. El Señor demanda de su pueblo. . . que refleje la luz del carácter de Dios, del amor de Dios, tal como Cristo lo reflejo. 

Mirando hacia Jesús nuestra vida entera será encendida con aquellas maravillosa luz. Cada parte de nosotros debe de resplandecer. Así que, cualquiera sea el rumbo que tomemos, se reflejara desde nosotros la luz en otros. 

Cristo es el camino, la verdad y la vida. En él no hay tinieblas de ninguna clase. Por lo tanto, si estamos en Cristo, no habrá tinieblas en nosotros (Carta 43, 1899).

Maranata

Luis José de Madariaga.

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