lunes, 2 de mayo de 2016

NO HAY NADA QUE TEMER


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10.
En tiempos de Isaías había muchos motivos visibles que causaban temor. El reino del norte, Israel había sido eliminado de la faz de la tierra por Asiria, y Judá se encaminaba a una destrucción eminente. 

En la deca de los 60 me encontraba en Venezuela, Norteamérica vio el auge de la destrucción de una bomba nuclear de 50 megatones y America del Norte y del Sur estaban aterrorizadas por una posible guerra nuclear. Se propago los refugios antinucleares que constaban 15.000 dólares.  

En Centro America y Sur America, solo teníamos la esperanza puesta en Dios. En los USA se vendía los refugios, hoy son almacenes. El brigadier general retirado Charles W. Sweeney, quien comandó el avión que arrojo la bomba sobre Nagasaki hace 56 años dijo: 
“Solamente cambiaré mi posición cuando la oposición del enemigo cambie. Y yo he tenido una idea cabal de lo que wa una explosión nuclear puede hacer” (Newsweek, 25 de Agosto de 1969).

El temor es algo terrible. En los días de Isaías, Israel había caído por abandonar a Dios. El reino de Judá estaba apunto de pasarle lo mismo. La gente tenía miedo. 

 Pero Dios no lo había olvidado. Era su pueblo y algún día vendría el Redentor de toda la humanidad. El mensaje de Dios vino a través de Isaías: “No temas, porque yo estoy contigo”, ¡Qué grandiosa declaración! Dios estaba con su pueblo. 

Hoy en pleno siglo XXI, Dios nos dice lo mismo. “Cuando hay angustia de gente, terremotos, inundaciones por doquier, guerras, y terrorismo”. ¿quien podrá mostrar el mismo síntoma de desaliento a la vista de la promesa “Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré”? 

Para terminar la promesa: “Siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Era imposible que Asiria llevara la destrucción a Judá a la luz de las promesas de Dios. No tenía porque temer.

Lo mismo es verdad hoy para su pueblo. ”¿Si Dios es conos otros, quien contra nosotros”?| Nunca cambiara su deseo. Hay un enemigo que controla la mente del hombre para destruir al pueblo de Dios. 

Sin embargo tenemos un refugio que Satanás no puede tocar. El Señor es nuestra Roca, nuestro amparo en la tormenta por muy negra que sea. Por su Espíritu nuestro Salvador nos guiará hacia ese amparo. No tenemos nada que temer, porque está con nosotros cada día.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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