lunes, 12 de octubre de 2015

LA SABIDURÍA DEL REY


Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar. 1º Reyes 3:28.
Estas tres cosas siempre ten en cuenta, y jamás del pecado será presa: 
Un ojo hay siempre arriba que te mira, y oye un oído todo lo que digas, y un libro cada sección tuya se registra.”

Si las dos mujeres que fueron a ver a Salomón con sus problemas hubiesen seguido el consejo de la joya del Talmud que hemos citado, no habría problema alguno. Es de suponer que sus hijos hubieran nacido en forma ilegitima. 

Las dos mujeres vivían transgrediendo los mandamientos de Dios. Un pecado lleva a otro sin danos cuenta. Una de ellas mintió al rey, eco dos veces contra la ley de Dios, por lo tanto mintió al rey, esto en algunos países de Oriente se paga con la muerte. 

El caso de las dos mujeres era muy difícil que los comunes, sino no hubiera sido llevado a Salomón. Salomón se vio frente a un problema aparentemente insoluble. Ambas mujeres aseveraban enfáticamente ser la madre del niño. 

Cada una hablaba en forma convincente. No había testigos presenciales en el juicio. ¿Como resolver el problema? Todo el tribunal y los espectadores estaban en una atmósfera de suspenso. 

Todos se hacían la pregunta: Tendría que admitir el rey que el asunto era demasiado difícil para que él lo tratara? 

¿La inferencia, la suposición, la deducción y la hipótesis no retardaría la justicia en un caso como éste? Salomón no sabía quien era la madre, pero sabía cómo reaccionaria una verdadera madre. 

El rey pidió una espada ordenó que el niño fuese partido por la mitad, la madre verdadera inmediatamente quiso salvar al niño. A la otra no le importaba mucho. El pueblo se quedó impresionado por la sabiduría del rey. 

Los Israelitas sabían que mientras su rey fuera guiado por el Espíritu de Dios, ellos también sería tratados con justicia por él. Esto es un maravilloso ejemplo para el ser humano. En un tiempo cuando el hombre fue creado Dios lo amaba profundamente. 

Satanás se encargo de destronar el amor de Dios en el hombre. Tuvo que venir Cristo para demostrar al hombre de que Dios lo amaba. Dios dio lo que más amaba, dio a su Hijo por amor del hombre.
En Dios tenemos a un Padre que se preocupa por sus hijo. Juan 3:16. Debiéramos recordar que somos hijos del Rey. ¿Recordemos siempre que un Ojo nos ve, un OIDO nos oye, y un ÁNGEL registra nuestras aciones en un libro? El Espíritu de Dios nos ayudará, como ayudo al rey Salomón, a tomar las decisiones correctas. La sabiduría del Rey puede ser nuestra.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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