miércoles, 14 de octubre de 2015

¿PODEMOS ACABAR CON LA SEQUIA ESPIRITUAL ??


Acontecerá que luego que yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará a donde yo no sepa, y al venir yo y dar las nuevas a Acab, al no hallarte él, me matará; y tu siervo teme a Jehová desde su juventud. 1º Rey. 18:12.

Durante la segunda guerra mundial un buque de transporte de tropas salía de San Francisco rumbo al campo de operaciones del pacifico. Había unos cuatro médicos abordo. 

Uno de ellos expresó: “Yo tenía miedo. Todos estábamos asustados. El domingo nunca vi a tantos asistir a los servicios religiosos. Uno de los médicos asistió a los cultos católico, protestantes y judío. 

Cuanto nos reíamos de esa actitud de el, nos contesto con calma, “En momentos como éste no quiero correr ningún riesgo”. ¡Falta de fe! Nos deberíamos de preguntar que creencias tenia esta persona, o si era creyente. ¿A que Dios buscaba? ¡No es el mismo Dios para todos!

Quizá Abdías se sentía inseguro cuando se encontró con el profeta Elias. Durante más de tres años no había llovido sobre el país. Elías había decretado ea sequía por orden de Dios a causa de la maldad de Acab y Jezabel. 

Acab había buscado por todas partes al profeta Elías, y no lo había encontrado. Desesperado por la falta de agua, el rey envió a Abdías en su busca de manantiales, y el siervo del rey se encontró con Elías. 

Elías le pidió a Abdías que fuese a decirle a Acab donde se encontraba, pero sabiendo que Acab estaba queriendo matar a Elías, Abdías temía que cuando lo dejara, el Espíritu se llevaría a Elías y el rey descargaría su ira sobre él. El siervo del rey estaba preocupado por su propia vida. 

El profeta ya conocía a Abdías y éste le recordó que había servido a Jehová desde su juventud. Elías le aseguro que no correría ningún riesgo que confiara en él, era el profeta de Dios. Y mantuvo su promesa. Después de todo, ningún hijo de Dios pondría deliberadamente en peligro la vida de otro. Y recalco un “hijo de Dios” 

El Espíritu de Dios no inducirá a nadie a descarriar a otro o a dar falso testimonio. ¿Que clase de testimonio doy yo? Y tú, ¿Que clase de riesgos corremos cuando damos mal testimonio? Más de una vez en este blog, cuento experiencia y testimonios de otras persona. 

Resumiendo os diré: conocí en la ciudad de zaragoza a dos empresario, en los cuales trabajaban hermanos de su iglesia. Tal fue el testimonio de ambos que llego a los tribunales de justicia, el juez dicto sentencia. 

Pero su testimonio de ambos fue tan funesto, que con el tiempo trajo consecuencia para la iglesia. 

Es por eso que digo: ¿Que testimonio estamos dando? El único perjudicado es Dios, ya que lo dejamos en mal lugar. 

El único riesgo que deberíamos correr es el de permitir que el Espíritu de Dios nos guíe a minuto del día. Entonces, y sólo entonces tendremos completa seguridad. Confiando en Dios podremos acabar con la sequía de nuestro corazón.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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