viernes, 30 de octubre de 2015

¿SOMOS DESECHADOS?


No me eches delante de ti, y no quites de mi tu santo Espíritu. Salm. 51:11.
La historia de Robinson Crusoe ha emocionado a incontables lectores infantiles y mayores. Esta basada en la experiencia de Alejandro Selkirk, marino ingles que fue dejado en una isla desierta por su capitán del barco. 

¡Qué experiencia terrible debe haber sido ver el barco irse por el horizonte y saber que estaba cortado de la humanidad! La soledad debe haber sido un trauma para este hombre. Loa amotinados del barco Bounty también estaba por la humanidad. 

Pero estos hombres estaban por su propria elección, ya que escapaban al castigo de su amotinamiento contra su capitán y contra su rey. Hundieron su barco y se separaron de la humanidad. En menos de veinte años todos los amotinados menos uno habían muerto. 

En el caso de Selkirk, el fue rescatado de su isla y regresó a su hogar con su familia. En el caso del último amotinado del Bounty, su escondite en la isla de Pitcairn fue finalmente descubierto por un barco Portugués en el año 1606. Pero había ocurrido un cambio notable. 

El único sobreviviente había comenzado había comenzado a leer la Biblia del capitán Bligh. Entrego su corazón a Dios y enseño la Biblia a las mujeres y niños de sus compañeros amotinados. Dios perdonó sus pecados y cuando el representante del gobierno británico lo halló y supo de la transformación de su vida, también lo perdono. 

David estaza experimento su remordimiento por su pecado y temía que Dios lo echara. Su oración agonizante llegó a oídos de Dios, y su petición fue concedida. Dios lo bendijo y le dio una porción abundante de su Espíritu. 

Así ocurre con nosotros. Podemos ser náufragos involuntarios, como Alejandro Selkirk, o náufrago voluntarios como los amotinados del Bounty, pero Dios no nos desecha. 

Nos sostendrá mientras deseemos ser sostenido por la mano divina. 

No retirará de nosotros su Espíritu. Nosotros podemos rechazar su Espíritu, pero él siempre está allí, listo para llenar nuevamente nuestro corazón, listo a perdonar nuestro pecados en el momento en que nos volvamos a él. Sea nuestra oración: “Lléname de tu espíritu ahora.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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