martes, 20 de octubre de 2015

¿ESTAMOS DEMASIADOS OCUPADOS?


Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú lo has pronunciado. 1º Reyes 20:40.

Dios mediante su profeta, le había dicho a Acab que destruyera a Benhadad. Acab prefirió no hacer caso del mensajero de Dios. 

Otro profeta se disfrazo entonces de soldado erido a quien se le había encargado un prisionero. 

Cuando Acab paso al lado del profeta, este le explicó al rey que mientras atendía otros asuntos el prisionero se había escapado. Para el rey solo había un castigo para el soldado ya que descuido el deber; la muerte. 

El rey dirigiéndose al profeta que estaba disfrazado le dijo: tu te as condenado a ti mismo. Entonces el profeta revelo su identidad reveló el verdadero significado de su representación: Acab se había juzgado así mismo. 

La paradoja a este verso es: ¿No ocurre lo mismo con cada uno de nosotros? Por nuestras acciones de cada día decidimos si somos dignos del del reino de Dios. 

El nos ha dado una obra que hacer y un mundo que evangelizar, y nadie está exceptuando. 

Por su Espíritu nos da el conocimiento y la capacidad de realizar esa obra. Jesús prometió que el Espíritu de verdad estaría siempre con nosotros,y mediante nosotros testificaríamos de Cristo. 

Stamos realmente ocupados en su obra, o estamos tan ocupados con otra cosa mundanales de esta vida que los prisioneros del pecado se nos escapan? Claro que puede suceder fácil mente. 

Cuando hay una campaña evangelista sobre las profecías, invitamos a nuestros amigos, o vecinos, o tal vez estamos repartiendo invitaciones para la campaña. Cristo mando a sus discípulos a una campaña misionera, se el resultado pero vinieron satisfecho. 

La misión nuestra es de llevar al mundo la advertencia hecha en Apocalipsis 14. Cada uno tiene por lo menos un don, es nuestra obligación de desarrollarlo para gloria de Dios. 

Nuestro proyecto es llevar el conocimiento de la segunda Venida de Cristo al mundo, y traer almas para Cristo.

Los que aceptan la verdad encontrarán que su amor por las cosas terrenales será desplazado. Ven la gloria superior e las cosas celestiales y apreciaran la excelencia de aquello que se relacionan con la vida eterna. Son encantado por lo invisible y eterno. 

Sueltan las cosas terrenales; fijan sus ojos con admiración en la gloria invisible del mundo celestial .Advierten que sus pruebas consiguen para ellos un “cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2º Cor. 4:17). Esa es nuestra misión, llevar al conocimiento a las almas afligidas a los pies de Jesús.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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