miércoles, 21 de octubre de 2015

"BUSCAR A DIOS DE TODO BUESTRO CORAZÓN"


Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Jeremías 29:13.
Mucho no han entendido esta expresión religiosa que es esencial para el cristiano que les permite estar sin falta delante del trono de Dios. 

El permite que los fuegos del horno de aflicción se enciendan sobre ellos para consumir la escoria, para refinarlos, purificarlos y limpiarlos de la contaminación del pecado, del amor propio y llevarlos a conocer a Dios y a intimar con Jesucristo caminando con el como Enoc. . . lo que llamamos oración matutina y vespertina, de acuerdo con las costumbre modernas, no siempre es ferviente y eficaz. 

No usamos el tiempo adecuado, no tenemos una lectura de la palabra, para muchos es una repetición de palabras adormecedoras, aburridas y sin alma, no alcanza el oído del Señor. Tenemos poco tiempo, vamos deprisa a nuestro trabajo, nos falta tiempo. 

Hay un concepto que deberíamos tener claro, Dios no necesita ni requiere nuestros cumplidos ceremoniosos, sino que él prestara atención al corazón quebrantado, a la confesión de los pecados, a la contrición del alma. Cristo nunca desoirá el clamor del corazón humilde y contrito. 

Cristo ve, cuando su hijo se ve imposibilitado de vencer un rasgo de carácter y clama con agonía, él escucha esa oración y le da fuerza para vencerlo. El conoce nuestras necesidades, sabe lo que estamos pasando, él nos mira con tierno amor, y nos manda ayuda. 

Deberíamos tener tal amor por Jesús que consideremos un privilegio el sufrir y aun en morir por su causa. Podemos contar a Jesús nuestras pruebas, decirle todas nuestras debilidades, por que dependemos de su fuerza y su poder. 

Esto es la verdadera oración. Si hubo un tiempo cuando se necesita un derramamiento del Espíritu Santo y la gracia de su suplica, es ahora. Vemos a un mundo que se desmorona, a Predicadores que no dicen la verdad, a un mundo en violencia, esto es el principio de dolores. 

El cristiano debe de llevar la promesa delante de su corazón, “no te dejare ni te abandonare el que guarda a Israel” Esta promesa debe de llevarse a toda las criaturas de tu barrio, o de tu residencia, Cristo viene. 

“Pedid y recibiréis” Juan.16:24. Es fe, fe viviente lo que necesitamos, perseverante en la oración. Tenemos que tener fe,El Señor guiará y dirigirá a su pueblo. 

Saldrá mandamiento de Dios como para Daniel, para ayudar a los que están elevando fervientemente intercesión al trono de la gracia en sus momentos de necesidad. (Manuscrito. 6-1889). 
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.

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